08 mayo, 2008

Trabajar el campo inteligentemente



Cuando se deja atrás el campo ordinario y comienza a vislumbrarse la finca de Fernando Donis Infante, una duda entre si ha llegado a un sitio donde se hace agricultura o a un club campestre. El lugar es paradisíaco. Es la sensación que vivo en cada visita a este predio.

Una hilera de cocos altamente productivos bordea el canal de desagüe y el linde de la carretera, que surca y hasta parece dividir al medio la finca. Al lado de la antigua y espléndida vivienda de madera, un viejo algarrobo carga de orquídeas sus ramas, que dan sombra para resguardar las cajas y sacos repletos de vegetales, hasta ser recogidos por los acopiadores.

La abundancia de agua, el suelo fértil, el clima… complementan los conocimientos empíricos de la familia y los científicos que Fernando adquirió durante sus estudios y sus prácticas como ingeniero químico. Pasados los 35 años, ante la ausencia física del padre, depone sus funciones en la CUJAE y retorna a la finca, en el municipio Perico, de Matanzas.

CUANDO TE ESMERAS Y TRABAJAS
En la finca de Fernando Donis se hace agroecología. “Una tecnología que impuso la falta de recursos y ha sido una suerte, por los beneficios que aporta a la salud de los seres humanos. No soy contrario a la combinación de elementos químicos con los orgánicos para producir alimentos en grandes cantidades, pero hay que buscar las mezclas adecuadas”.

En las tres caballerías con que cuenta esta familia conviven en armonía cultivos varios, ganadería y forestales. “Tengo un monte casi virgen de maderas preciosas y frutales; la leche y los animales son para el consumo familiar. Cada pedazo de tierra es productivo”.

El prodigio de esta finca está en los cultivos varios. En el plátano logra rendimientos que oscilan entre 28 mil y 30 mil quintales por caballería, a un costo de 15 centavos por peso de producción; como en verdad dudé de estas cifras, consulté al ingeniero Lázaro Acosta, director de la empresa Máximo Gómez: “te aseguro que son ciertas, porque nosotros acopiamos y facturamos su producción todos los meses”.

¿El secreto? “El marco de siembra: el mío, el que inventé, que le permite recibir el sol necesario a cada mata–pude saber que lleva más plantas por área que en el conocido extradenso-; agua, materia orgánica, humus de lombriz, microorganismos y atenciones culturales”, asegura Fernando.

“Leí un reportaje que le hiciste al Rey de la malanga, a Mario Fiandol, en Güira de Melena. Mira este campo de malanga: tiene regadío y sólo le apliqué humus y materia orgánica; ya las plantas me tapan, ¿crees que puedo competir con él?”, dice jocosamente.

A esta abundancia de cosechas suman boniatos, remolachas, zanahorias, ajíes, pimientos, coles –las excepcionales llegan a pesar hasta 27 libras-, según su productor; la del agua de coco la pudimos “saborear”. Fernando recibe a sus invitados mocha en mano y en dirección al cocal; al principio espanta, pero confieso que nada es mejer que beber ese líquido al mediodía, cuando el sol raja hasta las piedras y aflora el cansancio de tanto recorrer el campo.

MICROORGANISMOS:UNA NUEVA TECNOLOGÍA
“Éstas son técnicas japonesas, no son mías, conocí de ellas en un curso de agricultura orgánica, las aplico y las enriquezco con algunas innovaciones. Busco microorganismos eficientes en lugares vírgenes, donde la mano del hombre no ha influido, en la hojarasca de bambú y caña brava, dentro del marabú: están en estado de putrefacción.

“Son organismos microscópicos, se identifican porque se crea como una nata blanca sobre el suelo; recojo esa hojarasca y la reproduzco en tanques plásticos herméticamente cerrados, en una proporción adecuada, agregándole miel de purga y polvo de arroz que proporcionan energía y carbohidratos, con agua, preferiblemente de coco, que contiene muchas vitaminas y es base fundamental para la reproducción en laboratorios bacteriológicos.

“Aquí se crea un equilibrio, se reproducen los microorganismos eficientes, si hay algún patógenos en la muestra que tu recogiste muere por competencia; prevalecen hongos y bacterias, que hacen un papel eficiente en la naturaleza: unos controlan a los patógenos, otros fijan nitrógeno al suelo y aportan todos los elementos necesarios que necesitan las plantas para su desarrollo.

“Lo que sucede realmente es que de organismos sólidos pasan a líquidos activados. Antes de usarlo, hay que colar esa sustancia y aplicarla a las plantas con una mochila de fumigación. Los resultados son espectaculares: le adelanté casi diez días a un semillero de col, eleva los rendimientos en todos los cultivos que lo he experimentado; tenía un sembrado de ajíes que parecía perdido, le apliqué microorganismos, hice una buena cosecha y las matas siguen pariendo.

“Cuando aplicas este producto logras un control biológico, los organismos naturales están bien equilibrados, las plantas tienen su sistema de defensa activado, no necesitan fertilizantes y la incidencia de plagas es prácticamente 90% menos”.

“La agricultura orgánica es un todo, una combinación de muchos métodos. Lo importante es darse cuenta de que el campo no se puede trabajar muy bruto, hay que trabajarlo inteligentemente”.

01 mayo, 2008

Cinco héroes en una Plaza

Gerardo rozaba la uña del pulgar de Adriana y René, con Ivette sobre sus hombres, besaba los rizados cabellos de Olguita. No alcancé a ver a los otros, aunque la prominente figura de Ramón debió imponerse sobre la multitud, la sonrisa de Tony destacarse entre los suyos y el agudo pensamiento de Fernando asimilar por sus hermanos, el mensaje de solidaridad de todos los cubanos trasmitido en la voz del secretario general de la CTC.

Los Cinco estaban en la Plaza de la Revolución mucho antes de comenzar el desfile. Despertaron al Sol y brillaron junto al astro, porque ni las rejas, ni las estrictas medidas de seguridad, ni el irraciocinio del imperio y la camarilla de Miami, pueden detener que vuelen libres junto a sus coterráneos, a sus familiares, a sus amigos y admiradores del mundo.

Los vi en la Plaza de todos los cubanos y en cada Plaza de Cuba, entre la muchedumbre de cuerpos sudorosos y rostros trasnochados; y estarán también en cada uno de los desafíos de la Patria.

Los Cinco Héroes, como ya se le conoce en todo el mundo, o mejor dicho, mis hermanos, constituyen un símbolo inspirador de nuestra obra, de las que estamos haciendo y de la que está por hacer. Su ejemplo se multiplica y se agiganta un día como este en que los trabajadores de Cuba celebramos y otros muchos en el mundo reclaman derechos.

Eso son ellos: símbolos. También de la lucha por un mundo mejor. Cinco jóvenes –aunque ya no lo sean tanto sí lo eran cuando diez años atrás fueron apresados por agentes del FBI- que han sacrificado sus vidas y pospuesto sus sueños por impedir que se siguieran cometiendo actos contra la especie humana.

Su lucha, la nuestra y la de miles en el mundo, continuará hasta verlos libres físicamente, hasta recibirlos en la Patria y acompañarlos en su recorrido por la Plaza otro Primero de Mayo.

“Nuestros Cinco Héroes constituyen ejemplos de la voluntad indoblegable de resistencia de nuestro pueblo”, dijo Salvador Valdés, y hasta ellos llegó el eco de su voz, con un mensaje de respaldo, aliento y compromiso de todos los cubanos.