25 octubre, 2007

Boxeé con él, sin saber que era Camilo Cienfuegos

Mario Rodríguez Rodríguez es de esos hombres que saben contar anécdotas, llevándote junto a él a los escenarios de los hechos. Locuaz, gesticulador, con una extraordinaria viveza en su mirada, en una sobremesa, trasladó a sus interlocutores hasta Yaguajay en un reencuentro con el legendario Camilo Cienfuegos Gorriarán, cuando este 28 de octubre se cumplen 49 años de su desaparición física.

Integrante de la columna de milicianos que dirigía el comandante Félix Torres y operaba en la zona norte de la antigua provincia de Las Villas, Mario sintió, como muchos de sus compañeros, cierto recelo por aquellos barbudos que “habían invadido su territorio” con la misión expresa de reforzar las acciones en el centro en la lucha por la liberación definitiva.

“Camilo, con la Columna 2, llegó hasta un lugar próximo a Juan Francisco –donde luego estableció su comandancia general- el 7 de octubre de 1958, y se fue haciendo una leyenda entre los campesinos y milicianos; muchos querían imitarlo, caminar igual que él…”, recuerda Mario.

“Estaba en Juan Francisco una noche – el 14 o el 15 de octubre de ese mismo año-, y se organizó un evento deportivo en la casa del campesino Tomasito Álvarez. Era de boxeo y nos enfrentaríamos milicianos contra rebeldes.

“Cuando me tocó el turno subí al improvisado escenario y comenzamos la pelea. El contrario me daba golpes fuertes y yo también le pegaba lo más duro posible, entramos en calor, hasta que transcurridos unos minutos del público surgió una voz que dijo: `Camilo te estás dejando dar de un miliciano`.

“Yo me quería morir, me aflojé, bajé la guardia, y él continúo dándome por debajo, golpes fuertes, pero cariñosamente. En un momento se acercó bastante y me dijo bajito: `Sé que tú no sabías quien yo era`. Y así fue, boxeé con él, sin saber que era Camilo”.

Mario hace una pausa. Sus ojos se iluminan como si llevaran dentro todas esas vivencias y algunas de sus añoranzas. Acomoda su sombrero en la rodilla y cuando le pido las tres cualidades que más sobresalían en el comandante guerrillero, habla de
Camilo como uno de los líderes revolucionarios que más ha admirado en su vida.

“Camilo era muy humilde, carismático, burlón, le gustaba la jarana sana. Recto, exigente y valiente como pocos para enfrentarse al peligro o al enemigo. Y sobre todo lo distinguió el amor que sentía por el resto de las personas.

“Nunca vi al Che y a Camilo juntos, aunque supe de muchas anécdotas de sus encuentros. Por ejemplo, de cuando Camilo fue al Pedrero –en las estribaciones del Escambray- para ver al Che, pero estaban cercados y le entró por la retaguardia al ejército de Batista.

“Fue el 19 de diciembre de 1958. Camilo había tomado a Zulueta y con el Che iba a trazar la estrategia de Yaguajay. Supe que jugaban mucho entre ellos y que Camilo siempre le estaba haciendo bromas para provocarlo. Al Che lo vi pocas veces, y confieso que le huía, era un hombre muy serio, me inspiraba mucho respeto”.

Por un momento, Mario se pone triste como si no quisiera recordar lo inevitable: “Aquel día yo estaba en un recorrido por los mares del norte. Pertenecía al Primer Cuerpo de Seguridad del Regimiento Leoncio Vidal, y escuchamos la noticia de la desaparición del avión en que viajaba Camilo.

“Regresamos a Santa Clara, no nos dejamos confundir por el enemigo, que trató de distorsionar la verdad. Se confirmó la noticia de su pérdida, de aquel hombre hecho leyenda, quien se había convertido ya en el Héroe de Yaguajay. Aún guardo en mi memoria la imagen del pueblo: todos estábamos llorando a Camilo”.

03 octubre, 2007

Cuba está protegida por el ángel de su determinación

La destacada escritora Alice Walker descubre sus sentimientos hacia Cuba, sus prácticas de escribir sobre los desposeídos y sus creencias sobre las comunidades


Alice Walker anda por la vida como en un desafío, intentando que nos amemos los unos a los otros. Su propia experiencia por alcanzar la justicia “ha sido dura, difícil, una lucha muy larga. De hecho, aparentemente sin fin”.

Y no es extraño entonces, que la reconocida escritora afro norteamericana se haya involucrado en la lucha por la liberación de los Cinco cubanos que, contra todo pronóstico y pronunciamientos de organismos internacionales, aún están presos.

Prologuista de El Dulce Abismo, el libro de correspondencia entre ellos y sus familiares, Premio Pulitzer y destacada activista por los derechos civiles en Estados Unidos, Alice respondió, en exclusiva, accedió gustosa a esta entrevista exclusiva con Trabajadores.

¿Cuáles son sus sentimientos hacia la Revolución cubana?
“Estoy muy a favor de la Revolución cubana. Mis padres y mis abuelos fueron colonos y aparceros. Tuvieron más movimiento que los afro-americanos esclavizados, pero las mujeres, en especial, trabajaban duro y estaban atadas por la maternidad (la madre de Fannie Lou Hamer*, quien debió haber sido contemporánea con mi abuela, tuvo veinticuatro partos), que la diferencia era muy poca. La alta reproducción de los negros fue animada para que los blancos, dueños de las tierras, tuvieran un suministro interminable y casi gratuito de mano de obra.

“La dominación blanca significó que las personas negras estuvieran privadas de derechos que debían haber respetado. Fue como una época de caza de los negros en todo el Sur. Cuando yo estaba en la escuela secundaria, un amigo del Norte fue metido en prisión, golpeado y sentenciado porque se arrodilló en una calle pública de mi pequeño pueblo de Eatonton, Georgia,
para tratar de arreglar la cadena de la bicicleta de una chica blanca.

“No había atención médica, ni estomatológica. Las personas se automedicaban y se extraían sus propios dientes. Si se las arreglaban para reunir el dinero necesario para ir a un dentista, entonces este simplemente les extraía el diente adolorido, lo único que consideraban apropiado para la mayoría de estas personas. Como si fuéramos caballos.

“Cuando leí acerca de la Revolución cubana reconocí que las condiciones bajo las cuales las personas vivieron en la etapa anterior, eran como las mías propias, y las que tuvieron mis padres y abuelos. Aún si la Revolución hubiera fallado yo sé que fue algo bueno para el alma de la gente, porque los enseñó a rebelarse. “Cuando usted no puede cruzar una calle “pública” sin aguantar la respiración, o sabe que no debe nunca defenderse si es atacado, es fácil sentirse indigno de la amabilidad humana. Y toda persona es digna de la amabilidad humana”.

¿Cómo y cuándo conoció sobre los Cinco cubanos presos?
“No recuerdo cuándo leí sobre ellos por primera vez; probablemente recibí algo por correo electrónico. Pero cuando fui a la Feria del Libro de La Habana en el año 2002, Ricardo Alarcón me pidió escribir la introducción para un libro de cartas y dibujos que se estaban recopilando”.

Usted escribió el prólogo de el libro Cartas de Amor y Esperanza, ¿Lo relacionó con algo de su pasado en Eatonton, Georgia?
“Me sorprendió la fuerza con que el libro me habló. Vivimos en un tiempo en el que nuestras prisiones están llenas, demasiado llenas, de hecho; y se están construyendo. Es fácil, supongo, perder de vista el hecho de que un montón de mamis y papis están en prisión. ¿Qué será de sus niños? Yo me hago muchas veces esta pregunta. Los niños sufren profundamente cuando son separados de sus padres”.

¿Ha pensado escribir una novela acerca de las experiencias y sufrimientos de las familias de los Cinco?
“No. Creo que es algo que debe de hacer un escritor cubano”.

¿Qué siente usted hacia las mujeres que están directamente involucradas en esta historia?
“Siento una tierna compasión hacia ellas. No tener a sus seres amados cerca, no compartir con ellos las alegrías y los desafíos de la crianza de sus niños es algo doloroso. Los abrazo en mi corazón y me ofrezco como hermana para ellas y tía para sus niños”.

¿Qué la motiva a narrar la historia de los desposeídos?
“Escribir acerca de los desposeídos es, simplemente, advertir qué está sucediendo en el mundo real e, incluso, ver que aún ese grupo social no ha perdido la posibilidad de crear una comunidad amada, o de heredar el paraíso que es la tierra. En mis novelas hay siempre un movimiento de este tipo hacia la educación, y no está en mi conciencia creer o actuar, como si todo estuviera perdido”.

¿Hay reconocimiento del caso de los Cinco en la comunidad afro-americana?
“No puedo responder nunca preguntas de este tipo. Me siento al margen de todas las comunidades, excepto de aquellas que yo misma ayudé a crear: comunidades espirituales, artísticas, de activistas.
“Sé lo que siento, porque entiendo gran parte de la historia de la relación de EEUU con Cuba. He visitado la isla cuatro vece, tengo amigos que viven allí. Cada niño cubano es precioso para mí. El bloqueo de los EEUU, que hace sufrir a cualquiera de ellos, es doloroso para mí”.

¿Ha visitado usted a alguno de los Cinco en prisión?
“No los he visitado. Me gustaría hacerlo”.

¿Cómo ha apoyado usted, los esfuerzos por aumentar la conciencia sobre los Cinco en su país y en el mundo?
“Hablando y escribiendo, principalmente. Publiqué la introducción para su libro en mi libro “Somos los que hemos estado esperando por una luz interna en un tiempo de oscuridad”.

En uno de los foros en que participó en apoyo a los Cinco, dijo: amo a cada ángel que ha sobrevolado la isla, refiriéndose a Cuba. ¿Cuándo vio al último ángel volar en nuestro cielo?
“Siento que Cuba está protegida por el ángel de su propia determinación para ser libre, para ser educada, para ser vibrantemente viva y útil para el mundo. Si los Estados Unidos eligen prestar servicio al mundo como Cuba hace, y cesan su dominación y la explotación de los pobres y de la Tierra, estaremos felizmente sorprendidos de ver que hemos creado nuestro propio ángel y estaremos, en cierto sentido, a salvo de todo daño. Todavía podemos sufrir grandemente, como lo hace Cuba, pero cuando se tiene buen corazón se crea un escudo en contra del cual muchos golpes son inútiles, aunque algunos de ellos sean mortales”.

Ha dicho que destruir a Cuba sería como dar fuego a una escuela. ¿Dónde se interceptan Cuba y la escuela que sus padres construyeron y los blancos quemaron?
“Mis padres, como muchos afro americanos, creyeron de todo corazón en la educación como el camino hacia la libertad. Estaban en lo cierto. Ellos entendieron que los terratenientes blancos mantuvieron a sus niños (mis hermanos) privados de asistir a la escuela, quemando la escuela negra.
“Cuba es una escuela para todo el mundo, a la que pueden asistir, especialmente, los habitantes del mundo, pobres y los de color. Es un lugar progresivo en formas cruciales. Yo soy una jardinera, hija de agricultores, sé lo que significa que Cuba pueda alimentarse de sus propios campos y huertos orgánicos.
“Ésta es una revolución en su propia base. El 100 % de los cubanos tiene la capacidad de leer y escribir. Al gobierno de los EE.UU. le gustaría incendiar esta escuela, porque ellos, idealmente, querrían que los cubanos trabajaran para las mismas corporaciones para las que tantos norteamericanos trabajan. Les gustaría controlar a Cuba como si fuera valiosos ´bienes raíces´.
“Es realmente el punto de vista de la vieja escuela, para decir lo mínimo. Nadie quiere o tiene la intención de ser criado de alguien o peón de campo por siempre, y Cuba demuestra la posibilidad de la liberación. Los cubanos también demuestran un tipo de energía y compasión y profundidad, que una gran parte del mundo en lucha encuentra irresistible. Pueden estar cansados de mantener este lugar en la evolución humana para el resto de nosotros, pero es un gran don”.

En sus libros ha relatado cómo los prisioneros norteamericanos y sus familias, una vez separados, pierden la voluntad para continuar resistiendo. ¿Por qué cree que no ha ocurrido en el caso de los Cinco?
“Los Cinco cubanos saben que su causa es altruista, justa. Son apoyados y amados por su pueblo y muy aplaudidos por millones de personas en todo el mundo que conocen su caso. Los norteamericanos son los menos informados acerca de cuál es la realidad de Cuba y de su pueblo, lo cual es una pena”.

¿Piensa que su compromiso con esta causa y Cuba podría traerle alguna represión?
“Quizá. Sin embargo, entiendo por qué los Cinco desearon alertar a su país acerca de los ataques terroristas provenientes de Miami. Su caso no fue juzgado con justicia. Si puedo ayudar a otros a ver más de cerca lo que fue hecho con ellos, entonces estaré contenta. Realmente nos apoyamos mutuamente. Si alguna vez me ocurriese a mí una injusticia como esta, querría que los que tienen el poder de escribir y hablar, dijeran o escribieran una palabra por mí”.

Considera que los miembros del Congreso, los senadores y los representantes, podrían apoyar a un caso como este?
“Sí, lo creo. Hay algo que está por encima de un puesto en la política. Pienso que algunos de los que elegimos deben saber esto”.
* Fannie Lou Hamer, reconocida aparcera que trató de votar en Mississippi en los años sesenta y fue gravemente golpeada y arrojada de la plantación donde ella y su familia vivieron. Llegó a convertirse en el líder principal del Movimiento de los Derechos Civiles en el Sur.