28 diciembre, 2006

Soy hijo de la naturaleza

La vida de Guillermo García Frías está signada por la Revolución; en ella encontró la realización personal y la fuerza para desprenderse de su madre, a los 28 años. Hasta esa edad había sido labrador de la tierra y peón de ganado.
Y trabajaba en la finca del padre –un realengo entre dos compañías americanas– en El Plátano, cerca de la desembocadura del río Toro, en el sur de la actual provincia de Granma.
“Era un lugar inhóspito: no existían escuelas, ni médicos; yo era casi analfabeto, estuve en la escuela primaria, que quedaba a cuatro kilómetros de la casa. Iba en un caballito y llegué hasta cuarto grado”.
Pero Guillermo García había heredado el patriotismo y la dignidad de su familia: era su abuelo Bautista Frías Figueredo, veterano de las dos guerras de independencia; su padre, un progresista autodidacto; y la madre, “más agresiva, más luchadora, guerreaba, peleaba con todo el mundo.”

CELIA ME HABLÓ DE FUTURO
“Yo tenía conexión con Celia Sánchez. En aquel entonces era vendedor de viandas en el central Pilón, y ella, de las familias de mayor poder adquisitivo. Por esa vía vinieron las relaciones amistosas, luego pasaron al orden político social.
“Ella tuvo influencia política en mí, aunque lo determinante fue el medio de vida: las condiciones tan deplorables, sin futuro, vivir como los animales: nacer, ser protegido por la naturaleza, crecer y al final hacer un bohío, tener hijos, cultivar la miseria… Era una situación de pobreza, de infelicidad, de impotencia.
“No había el amparo de un gobierno, mandaba la guardia rural, e intervenía en las quejas de los hacendados; las de los campesinos no tenían valor, no se tenían en cuenta. Esa es la influencia mayor que tiene el ser humano para vivir intranquilo, con esa ansiedad de querer ser y que el medio te impida ser alguien.
“Mis relaciones con Celia fueron de una persona con cultura y otra sin cultura. Yo no tenía posibilidades de estudiar, mis padres no podían pagarme las clases; a la escuela había que ir con zapatos y los campesinos no tenían posibilidades de comprar zapatos, no tenían ni para comer.
“Celia me habló de un futuro, de un proceso revolucionario, del desembarco… no por la zona nuestra, pero hizo un alerta, se tomaban medidas preventivas para tener una organización si llegaban por allí. Ni Celia sabía que sería por la zona de Niquero. Según me decía ella, yo era miembro del Movimiento, nunca tuve un documento, pero ella me captó.
“No había un movimiento campesino fuerte” en la zona en el momento del desembarco del Granma. “Yo recibí una notica mandada por Celia a través de Crescencio Pérez, de que estuviera alerta; parece que ella ya sabía que la gente había zarpado. Y supe exactamente cuando se produjo la llegada, porque la población estaba muy asustada: hubo un desembarco, cosa extraña, y el ejército invadió la zona. La información se trasmitió de boca en boca, uno que vio esto, aquel lo otro, cada uno se hacía una idea y así me enteré.
“Empiezo a trabajar con los campesinos, a decirle que hay que ayudar a esa gente, y se produce como una ola humilde de voluntarios. Nos organizamos para darle protección a un personal de menor fuerza, más débil, que eran los del desembarco. Ellos no conocían el terreno, no tenían fuerza para derrotar al ejército, y con una espontaneidad muy grande los campesinos se hicieron cargo de protegerlos, de darles comida, de buscarlos”.

FIDEL ME CAUSÓ UNA IMPRESIÓN INDESCRIPTIBLE
El primer expedicionario al que Guillermo García vio físicamente fue a Pablo Díaz. Le avisaron que había llegado a la casa de un campesino y mandó a protegerlo en el bosque, cerca de la vivienda de su tío Ciro García. Lo llevó otro pariente, Pablo García. “Yo tenía una familia grande y toda colaboraba, se sumó completica.
“Mi mamá se convirtió en una fidelista arrebatada. Fue capaz de mandar a sus cuatro hijos para la montaña, y dijo preferir que le trajeran la noticia de la muerte de un hijo en la guerra a que se lo mataran bajo la falda”.
En los primeros días de diciembre, el colaborador y rebelde organiza a los campesinos, recoge armas, reúne a los expedicionarios. Antes de ver a Fidel Castro, conoció a Almeida, a Che, a Camilo, a Ramiro, y había protegido a una veintena de expedicionarios en distintos puntos de la montaña. “Nunca se juntaban para que no fueran capturados o denunciados por algún ciudadano”.
Fidel había hecho contacto con los campesinos y cuenta Guillermo García que un práctico lo llevó hasta la finca El Plátano. “Allí hice contacto con él, me presenté con una tarjeta de Almeida. La impresión que me causó Fidel es indescriptible, extraordinaria”.
“Nunca me habían sometido a tantas interrogantes; me preguntó hasta si me acordaba del día en que había nacido y me dijo completa La historia me absolverá, la tenía muy fresca. Además él había conocido la miseria de los campesinos”.
Era la madrugada del 14 de diciembre de 1956: “Le hice un informe de lo que había pasado, de los muertos, los prisioneros, de los que había sacado... me habló de la ayuda de los campesinos, tenía una alegría inmensa por eso; lo decía con sentimiento, personas que no tenían nada que dar se ocupaban de proteger a los expedicionarios. Me dijo: ´He conocido al campesino más inteligente que hay aquí, es tu papá… y empezamos a conversar”.
Al final de la conversación, cuando Guillermo le dice: ¡Me voy con usted! Fidel le pidió que continuara su trabajo en la organización de los campesinos, y le dio las primeras encomiendas, “que no fueron pocas, entre ellas buscar armas y gente que diera la batalla. Entonces, lo llevé a un lugar seguro, a la casa de Mongo Pérez, en Puriales. “Recogí unas cuantas armas, las fui mandando poco a poco. Cuando me incorporé definitivamente a la tropa rebelde, Fidel estaba en la Loma de Caracas. Le dije que no volvía atrás, había una persecución tremenda detrás de mí y tenía que cuidar a la familia, que era centro de incorporación de personal y de ayuda”.
Antes, en una conversación con su madre, Guillermo confirmó su decisión de incorporarse a la tropa rebelde; reflexionan; ella le advierte que los jóvenes guerrilleros son gente de ciudad y pueden vivir en ella, pero que él no sabría hacerlo, que se convertiría en alguien fuera de las normas, “tendrás que vivir en la montaña alzado eternamente, tu vida va a ser la montaña, piensa bien lo que vas a hacer”.
“Cuando le dije que lo tenía bien pensado, que Fidel ya me había convencido me ayudó a vestir en su cuarto y me dijo: ´no cojas caminos, campo traviesa todo el tiempo aunque tengas que pasar más trabajo. Prefiero oír que has muerto y no que has caído prisionero, el hombre prisionero no tiene valor´...
“No la ví nunca más durante la guerra, aunque ella cogió un caballo y fue a verme, llevó regalos y otras cosas. Vio a Fidel y él le sugirió que virara, que la gente estaba combatiendo. Estuvo 42 días montando a caballo en la montaña tratando de ver a los hijos, porque estábamos los cuatro. A uno, a Francisco, lo agarró la aviación y le afectó el sistema nervioso de una manera tremenda.
“El otro llegó hasta el grado de General y está retirado: Lorenzo García; Domingo murió en la guerra, y yo tuve una suerte loca, no me mataron en medio de toda esa avalancha, y no por dejar de combatir, siempre estaba en la primera trinchera.
no es una felicidad ir a un combate
En La Platica Guillermo García Frías tuvo su primera experiencia en el combate. “En todos los combates hay un sistema de nervios, y el que no sienta miedo no es humano. Se pierde el miedo cuando las balas comienzan a correr y la pólvora embriaga todos tus sentimientos, en ese momento nada más tienes la mente puesta en triunfar, y si no matas te matan.
“Las razones para ir al combate están dadas por tu preparación sicológica para, considerando el enemigo, pensar que lo que haces es correcto. Tu pensamiento va más allá de todas las cosas que te rodean, de familia, de interés personal. Decides brindarle a la Patria lo mejor de tu vida y cuando tienes esa concepción eres apto para todas las actividades.
“Fui al combate al lado de gente que tenía entrenamiento, de Julito Díaz y de Almeida. Ellos me indicaban lo que tenía que hacer: no te pares, avanza, pon el fusil así para que no haya accidente, si no ves objetivo no le tires, ahorra las balas, porque eran poquitas: yo tenía ocho balas.
“Realmente no es una felicidad ir a un combate, no es una cosa que uno añora. La guerra es lo más difícil que hay y no hay satisfacción cuando tienes que herir o matar a otra persona, es un deber que la Patria te ha asignado. El combate no surge de una voluntad, sino del deber. Para mí nunca la guerrilla fue más difícil que la vida que tenía como campesino. Me adapté a las lomas, a la carga, a cuidar el fusil…”
Recién llegado a la tropa, Guillermo recibe grados militares: primero fue teniente; en El Hombrito le otorgan el de capitán y después del combate del Jigüe lo ascendieron a Comandante. “Traje todos los grados de la montaña. El de Comandante de la Revolución es una deferencia”.
Le pido referencias de los campesinos, en particular de la actitud de dos hermanos: “Mongo Pérez fue un hombre muy noble, nos apoyó sin interés, ya tenía posiciones: finca, ganado y se arriesgó mucho.
Crescencio tuvo un magnífico comportamiento, a pesar de su edad _tenía como 61 años cuando se incorporó_ fue un colaborador muy bueno e hizo cosas maravillosas, Fidel puso mucha confianza en él. Durante la primera etapa de la guerra fue el guía, hasta que Fidel se hizo cargo de todo.
“A Fidel lo distinguían la juventud, su espíritu, esas energías. Es un hombre con unas energías únicas y eso fue una inyección para todo el conocimiento, sentido y responsabilidad de los combatientes. Nunca se cansaba, a pesar de ser alto, desconocer la montaña…
Fidel no viola un principio por nada
En una extensa conversación con el Comandante de la Revolución Guillermo García Frías, las valoraciones sobre sus compañeros de lucha son imposibles de eludir, y los sentimientos de aquel guajiro que tuvo la oportunidad de volver a la escuela después del triunfo de la Revolución se desbordan.
“Nunca sentí diferencia. Fidel, Raúl, Almeida, Che, son gente amiga, te expresan hermandad, un cariño que va paralelamente con los principios revolucionarios. Fidel no viola un principio por nada, Raúl tampoco, ni Almeida, ninguno de mis compañeros… Eso va a la par con el sentimiento patriótico, revolucionario y la actitud de esos hombres como compañeros y guías, porque no cabe duda de que son maestros.
“Yo mezclo los sentimientos. Y eso es muy importante en la vida de un revolucionario, que debe tener alguien con quien desahogarse, con quien compartir, tener esa confianza que existe eternamente.
“No tengo una queja en absoluto en esas relaciones de amor a la Patria y de cariño al hombre. Fidel siente un cariño por los hombres como lo siente Raúl; son sentimientos revolucionarios, no es un sentimiento de hombres en particular con egoísmo de algún tipo ni mucho menos, son sentimientos patrióticos…
Cuando terminó la guerra, Guillermo estaba con Fidel en Santiago de Cuba. Vino en la caravana de la libertad, viviendo nuevas emociones: “Ver a Fidel desarrollar un discurso, con una continuidad desde Santiago hasta La Habana fue algo muy grande.
“Y ese pueblo lleno de cariño, de amor, de ternura, que tiene la confianza de recibir a un dirigente capaz de decir un discurso en cada provincia, que tienen relación y son diferentes, fue una motivación extraordinaria. Recuerdo el llanto de la gente, de las mujeres cuando vieron a Fidel, era una cosa impresionante y lloraban de cariño, de emoción. Las emociones eran tantas que no podías descifrar aquello.
“Viviendo aquello se te olvidaban todos los sacrificios de la montaña, te sentías con el deber cumplido. Esto lo que hizo fue reafirmar más la conciencia revolucionaria, patriótica, el amor por la Patria, y nos vinculó a una vida eterna de compromiso con el pueblo.
“Yo me he sentido realizado en la Revolución. Sintiéndome estimulado cada vez que veo una cosa nueva, que en Venezuela ha triunfado esa Revolución, viendo a Bolivia, a toda la América, ¿habrá una satisfacción más grande para el revolucionario cubano que ver cómo la América despierta?
“Habrá satisfacción más grande que haber visto nacer la Revolución de la montaña, del desembarco, de la Sierra, y ver cómo nuestro pueblo se desarrolla, ver que hay un policlínico al lado de donde yo nací; y a mí que nunca me dieron una vacuna, ni me vio un médico, me veían los curanderos y mamá, que era una doctora de la medicina verde. Yo soy hijo de la naturaleza.
“Me siento un revolucionario realizado, y seguiré sintiéndome así hasta los últimos momentos de mi existencia. El ser humano debe sentir una igualdad total al tratar a sus semejantes: mis hijos son parte del pueblo y amo a todos los hijos de este pueblo como a los míos. Mi familia es el pueblo de Cuba”.


Yo no soy Fidel, soy Alejandro
El diálogo se produjo en los primeros días posteriores al desembarco del Granma. Un guajiro inteligente y perspicaz está frente a un joven expedicionario. Hablan mucho de la guerra.
Con respeto y preocupación el primero dice: imagino que ustedes sepan por qué los españoles no se llevaron el cadáver de Maceo. Y cuenta que después de la escaramuza un soldado corre detrás del General de la tropa española alertándolo insistentemente para que vea el cuerpo. Cuando lo atienden, el soldado informa que allí ha muerto una gente grande, y justifica: “porque tiene una estrella en la indumentaria”.
Entonces se produce un diálogo que pudo ser así, aunque es contado 50 años después por Guillermo García, el primogénito del campesino:
-¿Y a qué viene eso Adrián?
-Bueno, que usted es Fidel Castro. Lleva una estrella en la gorra y tiene una actitud de dirigente, de un hombre muy inteligente, capaz, además de haber sufrido todo lo que han sufrido, tiene los mismos ánimos.
Fidel le dijo, yo no soy Fidel soy Alejandro.
Adrián regresa a su casa. La esposa hace un arroz con gallina y él lo lleva a los rebeldes. Fidel le pide grasa para limpiar el fusil, y lo manda con Francisco, su tercer hijo.
Universo Sánchez está de guardia y niega que Fidel estuviera allí, pero el muchacho dice: Mi papá me dijo que se lo diera a Fidel Castro.
Pocas horas después Fidel le dice a Guillermo García: he conocido al campesino más inteligente que hay aquí, es tu papá, dile que me ha descubierto, pero que no hable de eso, porque lo pueden asesinar.

26 diciembre, 2006

No hay razones para el arrepentimiento

Hace exactamente cinco años de aquellos días en que cinco cubanos marcaron el corazón de la humanidad. Pusieron un sello de dolor a los sentimientos, pero a la vez lanzaron un desafío: “cada cual sabrá qué hacer con su dignidad”.

Los alegatos de Gerardo, Ramón, René, Fernando y Antonio, presentados en las respectivas vistas de sentencias entre el 12 y el 27 de diciembre del 2001, evidencian que las condenas no pueden ser más irónicas e injustas, que “el terrorismo es el verdadero enemigo de la seguridad de Estados Unidos” y que “mientras exista esta política criminal contra mi pueblo, seguirán existiendo hombres como nosotros, como elemental medida de autodefensa”.

Gerardo, Ramón y René fueron claros en sus exposiciones, y antecedieron, en ese orden, a Fernando. Solo —sin sus cuatro hermanos de causa en aquella lúgubre sala— Tony se alzó sobre la injusticia y el terror.

Y gana vigencia cada palabra, gesto, sonrisa o ironía de nuestros Cinco Héroes contenidas en sus alegatos o en los recuerdos. “Yo pensé que la Fiscalía vendría hoy a esta sala a solicitar para mí una sentencia de un año de probatoria. Después de todo, eso fue lo que esta misma Fiscalía le ofreció al señor Frómeta cuando este le compró a un agente encubierto del gobierno un mísil Stinger, explosivo C-4, granadas y otros armamentos”, dijo Fernando González Llort, por esta misma fecha en el 2001.

Mas, ¿cuántas condenas dejadas de dictar? ¿Cuánta justicia voluntariamente trunca?: Luis Posada Carriles, Orlando Bosch y “comparsa”, asesinos a sueldo y sin escrúpulos, siguen libres —el primero recibe prebendas en “cierta prisión” —. “Lo que sucede es que, cuando menos, no ha existido la voluntad política de hacerlo”, dijo Fernando refiriéndose al apresamiento de los miembros de organizaciones terroristas.

Y argumentó: “la realidad es que a Cuba no le queda otra alternativa que tener personas aquí que por amor a su patria y no por dinero la mantengan al tanto de los planes terroristas y le permitan evitarlos siempre que sea posible. Yo me siento orgulloso de haber sido uno de los que previno a mi pueblo de esos peligros”.

“La dignidad no cabía en aquella sala”, me dijo Irma Sehwerert, la madre de René González, describiendo los momentos —tensos, infinitos, lacerantes— que vivieron familiares de los Cinco, presentes en las vistas de sentencias.

“Miré a Ramón, que no tenía familiares allí, y le tiré un beso para que supiera que estábamos con él”, recordó Irmita, la hija de René, mientras Magali, la madre de Fernando, no olvida las manos extendidas y expuestas de Gerardo, al afirmar: “…la única sangre que podría haber en estas manos es la de mis hermanos caídos o asesinados cobardemente en las incontables agresiones y actos terroristas perpetrados contra mi país…”

Los alegatos de Gerardo, Ramón, René, Fernando y Antonio constituyen hito en la defensa de los principios de Cuba, y son armas para los hombres libres y honestos que en el mundo se exponen y luchan por que se haga justicia en el “imperio de la injusticia”.

En los Cinco se agiganta la convicción de Fernando: “Lo que hice fue motivado por el amor a mi Patria… Todo hombre que se respeta a sí mismo se debe antes que nada a su Patria”; y reafirmándolo están las palabras de René: “Usted entenderá el que yo no tenga razones para el arrepentimiento”.

07 diciembre, 2006

Desarraigo del conformismo

La aguda crisis económica que Cuba enfrentó durante la década del 90 obligó a muchas entidades a buscar vías para mantener trabajando a sus colectivos, aprovechando los recursos humanos calificados.
Este es un ejemplo de cómo se hizo y sus resultados


Nelson Valido Rodríguez no sabe con exactitud cuánto produce su empresa ni cuántos kilogramos de combustible ahorra, pero sí cómo lo hacen y en qué condiciones trabajan sus talleres. Comparte una dinámica laboral que lo absorbe, lo identifica, lo hace partícipe de la vida productiva.
Amable, sin grandilocuencias y con mucho orgullo, comenta los progresos de la Conformadora de Metales de Guanajay, donde ha laborado durante once años como chofer de un auto. “Ahora sí está bonita la fábrica.
Se reconstruyeron las naves, el comedor, la entrada, y la pintamos toda. El huracán Charley acabó con los techos y muchas paredes, pero el esfuerzo de los trabajadores es inmenso... cambiamos la imagen”.
Este sentimiento no es exclusivo ni limitado a una parte del colectivo.
El sentido de pertenencia en esta entidad de la industria sideromecánica se percibe desde el primer contacto con los trabajadores. Nelson fue la brújula que marcó nuestro derrotero por la Conformadora.

BUSCAR TRABAJO

En los años más crudos del período especial estábamos “echando candela”, no había trabajo ni planes, y sin trabajar no se puede vivir, recuerda Juan Antonio Pedro, un carrocero que durante 14 años se ha mantenido en su puesto.
El ingeniero Idael González confirma que esa situación los llevó a “buscar trabajo”, una filosofía que impera. Aparecieron las primeras carrocerías, las ambulancias, la reparación de ómnibus; rehabilitación y fabricación de furgones para carga seca y refrigerada, para la merienda escolar, casetas sobre camiones... “muchos eran trabajos manuales, que no daban grandes valores, pero nos manteníamos activos. No hubo obreros interruptos”.
Y esa fue una gran experiencia, comentó Idael. “Nos enseñó a interrelacionarnos con los clientes, a gestionar, a afianzar los controles económicos, porque el dinero no cae del cielo; hemos ganado prestigio y ya tenemos contratada una parte importante del trabajo del año próximo”.
Pero los planes, las nuevas tareas, los cambios “no se imponen a las masas; se informan, se analizan, si no estamos de acuerdo los discutimos, y hay que ver a la secretaria del sindicato cómo ‘se faja’ por nosotros”, dice entre sonrisas el mulato bonachón que parece ser Juan Antonio.
Deysi Barrios se suma a la conversación. Es gruesa desde hace muchos años y no siente como una carga el tiempo que dedica a hacer la guardia obrera. “Aquí tenemos nuestros custodios, pero nosotros reforzamos la vigilancia: recorremos los talleres, los almacenes, y nos da resultados; hace mucho tiempo que no detectamos robo ni extravío de recursos.
“Los hombres hacen guardia por la noche y las mujeres hasta las siete de la tarde. Se han creado las bases de la disciplina, del orden, para el cumplimiento de nuestros deberes y derechos; somos una familia”, no sólo porque muchos de los hijos de los trabajadores se hayan incorporado a la empresa, sino porque el promedio de permanencia en el centro sobrepasa los 20 años y más del 80% del colectivo vive en Guanajay.

AHORRAR PARA TENER MÁS

La conciencia del ahorro y el uso racional de los recursos está entronizada en la mentalidad colectiva. La Conformadora de Guanajay es una empresa autofinanciada, por lo que reducir los costos y disminuir el consumo de material y energético repercute en su desenvolvimiento económico.
Y salta a la vista un folleto, que impreso en varios formatos, “vive” en cada puesto de trabajo, porque explica de manera sencilla cuánto se gasta y cuánto se puede ahorrar siguiendo una rutina laboral. En la arrancada de los equipos y en el alumbrado se consume la mayor cantidad de energía eléctrica; para disminuirlos hay fórmulas: los más gastadores se encienden escalonadamente, se desconectan si dejan de usarse por más de 30 minutos, se emplean los grupos electrógenos en horarios picos...
En el caso de la iluminación es más complicado, pues requieren de inversiones, que contrario a lo que algunos piensan, se pagan en muy breve plazo. Las viejas lámparas, que están colocadas a varios metros de altura, se suplen por fluorescentes o bombillos ahorradores situados más cerca del hombre; la iluminación es más eficiente y consumen menos electricidad.
Estas medidas, unidas a otras de mejoras de los puestos de trabajo y atención priorizada a las casi 300 mujeres y hombres que laboran en la Conformadora, repercuten en la economía de la empresa, que hasta el mes de septiembre registraba valores positivos en la relación entre el salario medio y la productividad; en el costo por peso de producción mercantil que está a 92 centavos, en el salario medio de 478 pesos mensuales (sin incluir 12 CUC como estímulo por el cumplimiento de todos los programas productivos) y las utilidades de más de 326 mil pesos.
Los obreros mencionan frecuentemente a alguien que se ha convertido en “el alma de la empresa”, a Miguelito; y hasta el término que usan para nombrarlo encierra un tanto de cariño, porque para él, “atender a la gente es parte de mi vida”.
Miguel Ángel Hernández Acosta, director de la Conformadora de Metales, tiene métodos clave: “ponerle oído a lo que dicen los trabajadores, atender sus preocupaciones y compartir todas las informaciones. Lo otro es la ejemplaridad; dedico casi todo el tiempo a mi trabajo y les exijo eficiencia a los demás. Cuando en el colectivo se aprecia todo esto, te respetan”.

16 noviembre, 2006

Jamás he sentido lástima por mí

Esta entrevista la realicé junto al periodista cubano Rafael Hojas Martínez


Dos hechos confluyen en la vida de Irma González Salanueva: los estudios universitarios en la especialidad de Psicología y su protagonismo en la lucha por el regreso de los Cinco. Cómo reparte su tiempo, a sabiendas de que aspira a ser una excelente profesional, fue nuestra primera pregunta.

“Para defender a mi papá no tengo que prepararme, él está en mi corazón y en mi racionalidad. No hace falta prepararse para hablar de algo que llega tan hondo: lo que hemos sufrido el pueblo de Cuba y mi familia. Decimos la verdad con la fuerza del corazón.

“Mi papá me lo dice: Estudiar es tu deber para ser útil a tu país´.
Dedico las horas necesarias a mis estudios… muchas cosas las aplazo, las actividades por la liberación de los Cinco las equilibro. Mientras estoy en la escuela cumplo mis deberes y no me permitiría, no por mi papá, sino por mí, dejar de hacer algo poniendo esta lucha como pretexto. Se puede con todo, tengo los mismos retos de la juventud cubana.”

Precisamente este tema es recurrente en las conversaciones que Irmita sostiene con su padre, René González Sehwerert, en la prisión de Marianna, Florida. “El está muy motivado por los jóvenes, por su efervescencia revolucionaria. Cuando estamos juntos y le cuento, me pasa la mano y dice: “Tenemos el relevo en ustedes. Cada día que pasa él se va enfermando más de la sociedad norteamericana.
I
rmita habló con su padre antes de salir para la Universidad, donde esperaría el Primero de Mayo. Cuando le comentó sobre el entusiasmo de sus compañeros, René le dijo con ironía: “Aquí dicen que eso allá se está cayendo, ¿es verdad?”, y ella le contestó: “Eso es imposible. Entonces escuché su risa como diciendo, esta gente aquí come más m…”

Sobre su participación en foros internacionales, Irmita reconoce que “vamos a poner la parte humana, para que el mundo sepa que los Cinco son hombres buenos, que tienen familia, que sacrifican sus vidas para proteger otras. Hay que mover sentimientos e implicar emocionalmente a las personas, para que actúen a favor de la causa de Cuba.

¿Qué sientes cuando visitas a tu papá, sabiendo que a tu hermana no se lo permiten hacerlo acompañada de tu mamá?

“Es muy difícil. Es como servir de puente entre mi mamá, mi hermana y mi papá. Él me pregunta hasta el último detalle, muchos que, por vivirlos cotidianamente, no los observo, mi papá quiere saberlo todo, porque no lo vive y para él todo es importante, es nuevo. “Aunque hace muy amena nuestras conversaciones, siempre con sonrisas y elogios, siento que tiene una nostalgia inmensa por Cuba, por lo que está pasando (si pintaron una calle, un edificio, por donde vas caminando para la facultad, qué hace mi hermana cuando llega, qué dice, si está más grande). Y cuando regreso a Cuba está mi mamá preguntándolo todo: cómo está él, si está más delgado. Disfruto las visitas a mi papá, pero quisiera que estuvieran ellas, porque lo añoran.”

Y en el caso de Ivette, ¿cómo te llega esa añoranza por su padre ausente?
“Ella es una niña muy noble y en ocasiones se expresa abiertamente sobre el caso. Siempre lo tiene presente, si hace un dibujo, pinta a su papá; si piensa en el futuro, piensa en el papá.

Cuando vemos la novela cubana le dice a mi mamá ´no te pelees con mi papá, yo tengo que conocerlo, quiero verlo´. Pero de otros temas es muy difícil que ella te hable. Creo que, como niña al fin, saturada del dolor que rodea a su familia, muchas veces te dice ya, ya…., no quiere lidiar con ese conflicto.”

¿Cuáles han sido los momentos más difíciles de tu vida?

“El más difícil fue cuando tenía seis años y mi papá se fue del país. Empezaron a pasar los días, me decían que estaba estudiando, que se demoraba un poquito más, recuerdo esa angustia, ese dolor en el pecho, esa agonía de no saber dónde estaba mi papá. Yo era muy apegada a él, es una persona increíble, amoroso, es genial.

“El otro momento fue vivir en EE.UU., y junto a mi papá y a mi mamá tener que lidiar con esas personas de allá, la mafia, y ver cómo nos relacionábamos con gente tan diferente de nosotros, a la familia que quedó en Cuba. Me preguntaba cómo era posible que al regresar a casa mi padre me inculcara amor, lo contrario al odio que expresan aquella gente. Fui partícipe de la doble vida de mi papá y viví con esa tensión, aunque nunca me dijo lo que estaba haciendo.

“Y otro momento muy difícil fue el día del arresto. Los que vivimos después, con la familia dividida, el asedio, las agresiones sicológicas, y estar solas allá. Nuestras vidas y nuestro futuro quedaron inciertos, a la deriva.

¿Y los mejores?

“Cuando era niña, ese amor de familia, ver a mi mamá y a mi papá siempre sonriendo, cuando salíamos, cuando nos divertíamos.”

Irmita reconoce en Olga -la mamá- un puntal en su formación, mas no desconoce que en su personalidad han intervenido muchos agentes socializadores como su familia, la Patria, su comunidad, los amigos y su papá.

“Mi familia revolucionaria. Los valores de la Revolución se interiorizaron en mí hasta el punto de que cuando me enfrenté a una sociedad diferente pude valorar, criticar lo que estaba pasando.

“Vivir mis primeros 12 años en Cuba y luego haberme ido a EE.UU. me hizo más revolucionaria. Si de algo me valió vivir en Estados Unidos fue aprender el idioma inglés _que me sirve para luchar por la liberación de mi papá y sus cuatro hermanos_, y para apreciar lo que tengo y cuidarlo.

Viviendo en Miami, ¿conociste a algún terrorista?

“A Ramón Saúl Sánchez, con su prepotencia. Un día fuimos a despedirlo porque supuestamente iba a una cruzada en barco, llamó a la prensa y anunció que iba a entrar a las costas cubanas y que hasta que no acabara con el sistema en Cuba no iba a regresar. De pronto llamaron a mi papá porque dijeron que se le había roto el timón. Enseguida regresó y armó el show de nuevo.

“Recuerdo su boda, que se supone sea un momento de alegría, de implicación sentimental y emocional. Los invitados cantaron el himno de Cuba, el de Estados Unidos y pidieron a Dios que permitiera seguir luchando, para acabar con el sistema revolucionario cubano. ¡Yo me quedé!…

“Otro día mi papá iba con Ramón Saúl en un vuelo sobre Bahamas, para hacer un simulacro de planes de enterramiento de armas y lanzamiento de octavillas sobre Cuba, pero se rompió el alerón del avión y armaron otro show mediático. A mi papá le dieron una condecoración por haber salvado a ese terrorista, y convirtieron el accidente en historia, ya que estaban en una supuesta misión patriótica.”

El gobierno de EE.UU. continúa protegiendo a Luis Posada Carriles, ¿conversas sobre ese tema con tu papá?

“Sentimos indignación al ver que esos asesinos gozan de la protección y la recompensa del gobierno norteamericano. Mi papá siempre dice: ´No puedo sentirme héroe por estar aquí, mientras otros están muriendo a causa de un acto terrorista´.

¿La Psicología te ayuda a mitigar el dolor de la familia?

“Cuando entras a esta carrera tu visión de la vida va cambiando. Aprendes a no juzgar, a ser noble, más humano. Yo hablo con mi papá y le digo que te enseña a pasar por la vida y prestarle atención a las cosas que lo merecen, sin dejar que los individualismos te abrumen. La Psicología me ha ayudado a ver siempre el lado positivo, porque más que bien vamos a pasar por la vida y hay personas que están mucho peor.

“Por ejemplo, cuando alguien me recuerda que tengo a mi papá preso, le digo que él está preso por convicción, sabe lo que está haciendo, pero está vivo, hay personas que no tienen a su papá.

Si los familiares de los mártires de Barbados están luchando, yo no tengo derecho a cansarme.”
“Cuando me siento un poquito triste busco las cosas buenas de la vida y elimino esas que me hacen sentir mal. La carrera me ha enseñado a ver las cosas con optimismo.”

¿Qué haces contra la lástima?

“No puedes dejar que te invada la lástima. Jamás he sentido lástima por mí, tengo la capacidad y la fuerza suficientes para luchar contra mis conflictos. Me río de las personas que se acercan a mí con lástima.

“Mi papá es optimista y no acepta bajo ninguna condición que nos tengan lástima, eso nos derrumbaría. Y no puedes llorar porque él no se lo merece. Ese lujo no se lo podemos dar a esa gente.”

09 noviembre, 2006

El bloqueo sanciona a quienes nos hacen llegar libros

Silencio cómplice y atractivo. Sosiego de cosas dichas y por decir. Rumor de los libros y los pasos. Brisa que no es brisa, sino clamor de letras vivas y carencias ocultas. Esto y más resaltan la majestuosidad de ese templo hierático de cultura, que es la Biblioteca Nacional José Martí.

Pero ni la grandeza arquitectónica ni el prodigio de los textos fueron siempre sinónimos de la Biblioteca Nacional José Martí, la institución cultural más antigua de Cuba, que este 18 de octubre celebrará sus 105 años de fundada.

El peregrinar de libros, documentos y bibliotecólogos por “rincones de menor uso” son la simiente de ese tesoro que encierra y extrapola el actual edificio, terminado
en 1958.

Araceli García Carranza, maestra devenida “historiadora” de la Biblioteca, rememora la lucha de hijos ilustres de la patria por salvar y darle el valor que merecía la institución, entre ellos a Gonzalo de Quesada y Aróstegui, a Domingo Figuerola Caneda —aportó su propia biblioteca para fundar la nacional—, a Francisco de Paula Coronado, Emilio Roig de Leuchsenring y muchos otros, que rescataron de inconcebibles locales el valor patrimonial que se encerraba en libros y documentos compilados.

La Biblioteca tuvo asiento en el antiguo Castillo de la Fuerza, el Departamento de Instrucción Pública, la Maestranza de Artillería, el Capitolio —algunos libros se almacenaron en cajas—, y el sótano de la antigua cárcel, donde un incendio devastó parte de la colección.

“La Revolución heredó un edificio con escaso patrimonio, casi mínimo, pero de una inmensa valía. La Biblioteca es la memoria viva de Cuba; no hay dinero que pueda comprar este erario”.
Aquí se conserva el primer libro cubano conocido, como lo califica Araceli: la Tarifa de precios de medicinas de 1723. Y se extraña de que no existan otros más antiguos, pues la imprenta comenzó a funcionar en el país desde principios de esa centuria.

Más allá de la edificación

“Las bibliotecas ya no son entes pasivos en espera de sus usuarios; son organizaciones pro activas —salen a la calle a promover sus colecciones y servicios— y se encuentran en regiones intrincadas, en prisiones, hospitales, hogares de ancianos…, este servicio se conoce como extensión bibliotecaria y tiene más de 40 años”, argumenta la especialista Blanca Libera Bonilla.

“La Biblioteca Nacional José Martí (BNJM) tiene sus usuarios y sus servicios, algunos especializados, diferentes de las públicas, que reciben una población más diversa”, explica.
Cuba tiene una red nacional, en correspondencia con la conservación, estado de las colecciones, desempeño de funciones. El país cuenta con dos edificios construidos como bibliotecas, la Nacional y la de Marianao; el resto de las casi 400 que existen, funcionan en locales adaptados, asegura Blanca. En el 2005 brindaron más de 15 millones 176 mil servicios a más de nueve millones 100 mil usuarios, cifras que superan ampliamente las del año anterior.

Pero este patrimonio se lacera con el despiadado bloqueo que Estados Unidos impone contra Cuba desde hace más de 45 años. “Se limitan las relaciones de canje que tienen las bibliotecas con otras en el mundo, hay sanciones para quienes nos hacen llegar los libros, los textos y el personal nuestro no puede salir del país por las restricciones; se afectan las colecciones, restauraciones, digitalizaciones por carencias de insumos que se adquieren en EE.UU. o terceros países”, comenta Blanca.

Cuarta etapa del bloqueo

Un informe de las especialistas Vilma Ponce y Nuria Pérez, de la Biblioteca, califica el actual mandato presidencial en EE.UU. como la cuarta etapa de incidencia del bloqueo en las relaciones entre bibliotecas y bibliotecarios cubanos y norteamericanos, y demuestra que las instalaciones sufren daños irreversibles en sus colecciones y locales por las limitaciones financieras y comerciales impuestas, lo cual lesiona sensiblemente la calidad de los servicios.

A pesar de que el gobierno norteamericano asegura que el bloqueo no se extiende al ámbito cultural y científico, este es evidente en las restricciones que rigen para la firma de convenios de colaboración, asegura el informe del Consejo Científico de la BNJM, que recoge además, la negación de visas a bibliotecarios y dirigentes del sector, “lo que se ha convertido en una norma de la actual administración estadounidense”.

Según la propia fuente, como resultado de esta medida en los últimos cinco años, ocho bibliotecarios y dirigentes del sector no pudieron viajar a EE.UU., ni otros dos a Puerto Rico, para asistir a conferencias internacionales e intercambios culturales, fomentar la colaboración, recibir o impartir cursos y adiestramientos. “Es deplorable que el gobierno norteamericano niegue la entrada a su país a profesionales cubanos que ocupan cargos en organizaciones internacionales”, refiere el informe de la BNJM.

El documento señala limitaciones para el uso de programas de Microsoft, consigna que estos no pueden ser exportados a Cuba, a terceros países que negocien con ella, o a personas que se sospeche puedan hacerlos llegar a la Isla”. Todo lo que se adquiere en esta materia conlleva incrementos en los precios y demoran más en llegar, incluso las mismas restricciones impiden a los nacionales pagar las licencias para usar los antivirus que se comercializan internacionalmente.

Los documentos se deterioran “por la imposibilidad de fumigar con los productos requeridos y la periodicidad necesaria, por su alto costo en el mercado internacional”. Por estas razones y la falta de herramientas e instrumentos para la restauración y conservación, se cerró en 1995 la Biblioteca Pública Rubén Martínez Villena, de la capital; el pequeño taller de conservación y restauración de la Biblioteca de Casa de las Américas está prácticamente paralizado por la insuficiencia de papel japonés y cartulinas libres de ácidos.

El informe de Cuba a la Asamblea General de Naciones Unidas de 2004, sobre la necesidad de poner fin al bloqueo impuesto por Estados Unidos contra Cuba, expresa que de poder adquirir los materiales e insumos necesarios en el mercado estadounidense o a través de empresas norteamericanas radicadas en el Caribe, Centro o Sudamérica, se podrían restaurar 3 mil 600 documentos anualmente. Hoy no se alcanza el 20% de esta cifra.

Las leyes del bloqueo prohíben a todas las instituciones norteamericanas las donaciones o colaboraciones con centros cubanos, que de violarse conllevarían sanciones hasta por 50 mil dólares o el decomiso de los fondos, documentos o artículos que consideren medios de violación.

Del asedio contra Cuba también son fruto las llamadas bibliotecas independientes, calificadas por Rhonda L. Neugebauer, bibliógrafa sobre estudios latinoamericanos, de la Universidad de California, EE.UU., como “lugares de llegada y puntos de contacto para el personal de la Sección de Intereses estadounidenses y otros, que los visitan regularmente para entregar materiales y dinero

07 noviembre, 2006

El dolor atrapado en el tiempo

El tiempo no cura el dolor. En la multitud, rostros llorosos, indignados; cuerpos anhelantes de un abrazo. Las palabras excitan el recuerdo; la Plaza enardecida y una sentencia vibrando por los altavoces: “Cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla”.

Remover treinta años después las vivencias de los familiares y compañeros de las víctimas del sabotaje al avión de Cubana de Aviación en Barbados, es un clamor a la justicia. Late el reclamo de que los asesinos sean juzgados: Orlando Bosch pasea por las calles de Miami ideando qué nueva atrocidad pueda cometer, mientras Luis Posada Carriles encuentra refugio en el chantaje.

La paloma que traía/ tanta gloria allá en su pecho/ la han tumbado por despecho/ y no ha salido todavía*

Seida González Méndez, una de las aeromozas que llevó hasta Barbados a la tripulación que una semana después regresó en el vuelo CU-455, no ha podido salir del súbito sobresalto de aquella esperanza naufragada. “Me he sentido triste toda la vida. Con la tripulación que falleció ese día había compartido distintos vuelos; estaba encariñada con mis compañeros.

“El 6 de octubre de 1976, yo salía de extra en el otro DC-8 hasta Praga, para seguir tres días después hasta Hanoi. Cuando me recogieron en casa percibí algo extraño en Pedro Álvarez, el sobrecargo mayor del vuelo y en Elena González, que ya venían en el auto. Ellos lo sabían, pero no me lo quisieron decir. Me informaron cuando abordé el avión…

“Alentando alguna esperanza allá en Praga, llamábamos a La Habana, hasta que supimos que nada se podía hacer. Regresé el día 15, justo cuando hablaba Fidel en la Plaza y toda la tripulación dejó el equipaje y con mucho trabajo nos integramos a la masa humana que colmaba el Memorial”.

Le dio envidia al enemigo/ verle sus alas tan blancas/ que flameaban en la estancia/ del cielo que fue su abrigo/

“De mis compañeros muertos tengo muchos recuerdos, dice Seida. Wilfredo, el capitán, íntegro, siempre sonriente, saludaba preguntando, ¿cómo anda la carioca?, no importa quién era la persona.

Tomás, el copiloto, y Marlen González hacían una pareja maravillosa, eran muy románticos. Magali Grave de Peralta fungía como jefa de las aeromozas en ese momento. A Pagán le decíamos comecandela, porque se destacó mucho en la guerra. El día que lo llevamos para Barbados llegó tarde a abordar, y con su sonrisa nos explicó que lo habían recogido un poquito atrasado. Subió por la parte delantera del avión y hasta le ayudé a subir la maleta”.

…Encontraron dos bandidos/ impulsados por dinero/ y en sus manos de asesinos/ odio y muerte les pusieron

EN LA TORRE DE CONTROL CONFIRMÉ LA NOTICIA

Los asesinos pusieron las bombas pensando que iban a explotar a 20 mil pies, cerca de Jamaica, lo que hubiera pasado como un accidente.

“La primera bomba no hubiera derribado el avión, pero la segunda sí, porque la pusieron en los baños traseros, por donde pasan las superficies de controles, que al partirse hacen que el avión caiga por su peso, era insalvable. Por eso Tomás, el copiloto, le dice a Wilfredo: Fello ¡pégate al agua!, pensando en un amarizaje”.

José León Dueñas, Historiador de Cubana de Aviación, agrega: “Aquella tarde Cuba se hundió en el oleaje de sus propias lágrimas; ningún día como aquel lloramos tan unidos. Barbados dolerá por quienes dejaron de bailar, de jugar, de llorar, de vivir”...

Y califica a George Bush, a Luis Posada y a Orlando Bosch como verdugos.

“Quizás hoy, gracias a la tecnología y la preparación del personal que trabaja en los aeropuertos del mundo, no se pueda cometer otro acto tan horrendo como el perpetrado contra nuestro avión”, comenta León Dueñas.

Y no tuvo tiempo a más/ todo ya se le nublaba/ el dolor iba creciendo/ y ella al tiempo ya bajaba

La aviación civil es, internacionalmente, uno de los sectores más vulnerables a la comisión de actos terroristas. La situación se fue agudizando a partir de la década del 60 del pasado siglo y unos años después muchas personas se resistían a viajar en líneas aéreas por temor a este flagelo, según María Caridad Pérez, especialista del Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba.

Una investigación realizada por ella recoge que sólo en 1972 se produjeron 43 secuestros de aviones, y en 1985 murieron 473 personas y 243 resultaron heridas, como consecuencia de actos terroristas contra la aviación civil.

NUNCA SE BAÑABA EN LA PLAYA

“Mi padre no concebía otros lugares para la recreación que no fueran el Zoológico y el Parque Lenin, por supuesto, esos eran los más accesibles, pues por las características de su trabajo nos podía dedicar poco tiempo”, dice Odalys, una de los tres hijos de Wilfredo Pérez, capitán del DC-8 que, hasta su muerte, hizo lo posible por salvar su nave. “Pocas veces nos llevó a la playa. Es increíble, no le gustaba la playa, y murió tan cerca de ellas”.

Lo último que hizo Wilfredo con sus hijos fue llevarlos a la casa de su mamá. Y Odalys Pérez Rodríguez, que tenía 10 años, supo de la muerte de su padre por un compañero de él que sólo le dijo: “Cuida mucho a tu mamá que está enferma del corazón”.

Y dicen los que allí fueron/ que en el lugar de los hechos/ unos soles dan destellos/ dirigidos de sus pechos

“Ha sido muy duro vivir todos estos años sin mi papá, dice Odalys. Después del entierro de las víctimas, veía la casa oscura, me faltaba algo; fui al cuarto de mi papá y vi su ropa… Me fui adaptando a que no iba a venir más, a que no lo iba a ver más...

“Para mí los trabajadores de la aviación son un símbolo, porque mi papá amaba mucho su trabajo. Él le decía a mi mamá que de lo único que se podía celar era de los aviones, para él lo más importante era su trabajo. Durante estos años hemos estado acompañados por sus compañeros; nunca les ha faltado la delicadeza en un día de las madres, de los padres, un fin de año, y ante cualquier situación que podamos tener de índole personal, siempre han acudido a darnos una ayuda.”

*Versos de la canción La Paloma Cubana, compuesta por Mario Darias, el 15 de octubre de 1976, tema musical de las actividades por el aniversario 30 del crimen de Barbados.

03 noviembre, 2006

El llanto de todos

A los cinco años, Camilo Rojo no podía comprender el significado de las palabras crimen, atentado. “Yo estaba jugando con unas figuras geométricas cuando mi hermana, que estaba en sexto grado, entró al aula. Me dio mucha alegría verla, pero vino a darme la noticia.

“En el camino hacia la casa, con mamá, mis hermanos y los compañeros de mi papá, veía mucha tristeza, iban apenados, llorosos, con lástima por nosotros, y empecé a reaccionar”.
Camilo Rojo Álvarez rememora, después de 30 años, el impacto del crimen cometido contra 73 inocentes durante la voladura en pleno vuelo, de la aeronave de Cubana de Aviación en las costas de Barbados, donde pereció su padre, Jesús Rojo Quintana.

“Yo no lloré cuando me lo dijeron, pasaron unos días y mi madre nos llevó a la Plaza, donde estaban expuestos, para mí, todos los cadáveres. Ese fue el momento que marcó mi vida: el llanto de las personas, la connotación. Era algo muy grande para una persona tan pequeña... No se me olvida cuando Fidel estaba hablando, aquella multitud y hasta algunas personas que se desmayaban.

“Después llegó una calma y empecé a entender que ya no vería más a mi papá, por qué era la ausencia y qué era un asesinato, un crimen. Lo que más me dolía era cuando había un cumpleaños, una actividad en la escuela, y mis amiguitos iban con su mamá y su papá, y el mío no estaba.

“A partir de ahí todo fue sufrimiento. Me privaron de su cariño. Ahora lo comprendo bien, porque tengo una hija de cinco años que siempre descubre algo, que me pregunta incesantemente, que me cuenta… y eso es maravilloso.

“Mi madre tuvo que hacer un trabajo extraordinario. Siempre he dicho que si alguien tiene méritos en mi vida es ella, por el papel que desempeñó una mujer joven con tres hijos, para encaminarnos, integrarnos a la sociedad. Hizo lo imposible para que no viviéramos cabizbajos; había que vencer los obstáculos.

“Mi padre es mi ídolo. Y lo que me hace sentir más triste es que lo mataron, junto a otros 72 inocentes, encerrados en un avión, sin derecho a defenderse, a la supervivencia.
Una explosión en un avión es catastrófica, y eso me lleva a pensar todavía cómo habrán sido sus últimos momentos…

“Los recuerdos que tengo de mi padre son momentitos…, tengo una idea de su rostro, de su forma. Al saber que no lo iba a ver más, esas ideas se me hicieron fijas y han marcado mi dolor. Podemos estar alegres, pero cuando salimos de eso, nos sentamos y nos preguntamos si él estaría alegre, si estaría satisfecho de nosotros. Me dio mucho dolor que mi padre no estuviera en la Tribuna Antiimperialista el día que recibí el título de abogado.

“El crimen de Barbados no es historia, han pasado 30 años, pero no se ha hecho justicia con quienes lo planearon, lo financiaron y lo ejecutaron. Es una huella detenida en el tiempo”. Lloré por todos

“Iba para el trabajo y ya mis compañeros llevaban el periódico. Cuando vi la foto y leí su nombre me puse muy mal, él llevaba una semana en Barbados, pero no sabía que vendría en ese avión.
Sus compañeros llegaron a buscarme, no lo hicieron a las 12 de la noche del mismo día 6, cuando se confirmó la noticia, para no traumatizar a los niños”, recuerda Asela Álvarez Díaz, viuda de Jesús Rojo Quintana, funcionario de Cubana de Aviación en el momento del sabotaje.

“Del aeropuerto salimos a buscar a mis hijos, que estaban en la misma escuela, llevábamos el periódico. La directora, que era sicóloga, me dijo que a los niños había que decirles siempre la verdad. Buscaron a la hembra, de 10 años, le explicaron todo y la encargaron de decírselo a los dos varones.

“Una tiene que armarse de mucho valor para enfrentar situaciones como esas. Sufrí, pero pensaba primero en ellos, en cómo reaccionarían. Sus compañeros me ayudaron mucho, becaron a los muchachos y durante varios años los trataron en la Clínica del Adolescente; no tenían problemas graves, pero estaban afectados.

“Cada vez que Jesús, el mayor de los varones, que tenía seis años, veía a una persona parecida a su padre se echaba a llorar; lo extrañaban, ellos tenían adoración por él. Era un hombre muy alegre, jugaba con ellos como si también él fuera un niño. Nunca estaba bravo y tenía una solución para todo. Nunca los regañaba sin motivos.

“El momento más difícil fue en la Plaza. Toda repleta de gente en posición de atención. Aquello fue muy impresionante, porque ves la magnitud del sufrimiento del pueblo. Yo le decía a mis hijos: ‘ven esa gente así, es en honor a su papá’. Lo hacía para que entendieran, para que escogieran un buen camino; y han salido muy buenos hijos, trabajadores, revolucionarios.

“La sicóloga me decía que a los niños siempre había que darles lo que necesitaban, que no les diera más —aunque yo no le podía dar más porque era y soy pobre—; que les proporcionara mucha distracción, por eso los domingos los llevaba al Parque Lenin, a la playa, al zoológico; y es verdad, cuando les das más a los muchachos, llega un momento en que no les interesa nada en la vida.

“El dolor que siento por ese salvaje crimen no es solo por mi esposo—tenía 33 años—, es por 73 personas, algunos casi niños. Sinceramente, lloré por todos y me solidarizaba con sus familias”. El dolor se multiplica

“Mientras no se haga justicia, nuestros muertos no van a descansar en paz”, sentencia Asela Álvarez, con el dolor aún cortándole las palabras, y agrega:
“¡Cuántos años hace que estamos llorando y clamando justicia! ¿Dónde está la justicia en Estados Unidos?”

Y como si ni lo pensara, le sale otro dolor: “Quieren soltar a Posada y tienen presos a los Cinco. ¡A Posada Carriles hay que juzgarlo por el crimen de Barbados y por todos los que ha cometido!”
Camilo, el hijo menor de Jesús Rojo, es coordinador del Comité de familiares de las víctimas de la voladura del avión de Cubana de Aviación en Barbados, y asegura: “No tengo sed de venganza, lo que quiero es ver a Posada en un tribunal declarando la verdad y a la justicia imponiéndose a partir de esa verdad.

“El terrorismo nos afecta a todos. He recibido solidaridad hasta de los más reaccionarios, de personas que no están de acuerdo con el proceso revolucionario en Cuba, pero me dicen que están conmigo, porque lamía es la causa de todos.

“Yo estoy luchando porque no se cometan más actos terroristas, porque otros niños no sufran lo que yo sufrí, porque una madre no pierda a su hijo, o un padre a su esposa; y eso mismo que siento yo lo quieren los familiares del 11 de septiembre, que viven en EE.UU., tenemos contactos con ellos y lo sabemos muy bien.

“Admiro mucho a nuestros Cinco Héroes; han sacrificado sus vidas para proteger muchas otras. Si hombres como ellos, en el año 1976, hubieran estado cercanos a estos terroristas, mi padre estaría vivo. Nuestros hermanos están vivos, pero no viven entre sus familiares.

“Hay cosas que el pueblo de Estados Unidos debe saber, necesitamos el respaldo del pueblo norteamericano. Tenemos que demostrarle que hay leyes vigentes, que no se deben violar: el Convenio de Montreal, de 1971, de la Seguridad Aeronáutica, que dice: si una persona atenta contra una aeronave y está en ese Estado, si no lo extradita tiene que juzgarlo.

“Ese convenio se hizo seis años antes del crimen de Barbados, pero le cabe perfectamente a Posada y a Bosch. EE.UU. debe sancionarlos mediante el artículo siete de ese convenio. Tampoco podemos olvidarnos de la Resolución de Naciones Unidas, promovida por el gobierno norteamericano en su llamada lucha contra el terrorismo: el que tenga, el que guarde, el que cuide y proteja a un terrorista es tan terrorista como el propio terrorista.

“Espero que Estados Unidos no viole el Convenio de Caracas, de 19 de enero de 1922, que se ratificó el 15 de febrero de 1923 entre los países de Estados Unidos y Venezuela y es el elemento principal de los venezolanos para presentar la demanda de extradición de Posada, es su arma jurídica. Y si logramos llevar a Posada a un tribunal, tiene que acudir Bosch, quien también se ha confesado autor del sabotaje al avión cubano.

“La lucha contra el terrorismo no tiene nada que ver con la ideología. Es la lucha de todas las personas de buen corazón para que no mueran inocentes. El terrorismo afecta al mundo y si todo el mundo se une, levanta la lucha, la denuncia, habrá una verdadera guerra contra el terrorismo

04 julio, 2006

Declarar Día Internacional de las víctimas de la desinformación

Ana Margarita González y Rafael Hojas Martínez

“Valdría la pena que alguien proponga en Naciones Unidas el Día internacional de las víctimas de la desinformación, porque es un derecho de los seres humanos conocer la verdad, no vivir engañados como viven millones, premeditadamente.”

Así lo consideró Ricardo Alarcón de Quesada, presidente del Parlamento, en un acto efectuado en Casa de las Américas, en el que Cuba alzó su voz para condenar las violaciones de los derechos humanos que se cometen en el mundo, en ocasión de celebrarse el Día internacional de apoyo a las víctimas de la tortura, dedicado especialmente a los Cinco Héroes cubanos presos en Estados Unidos.

Recordó que pronto se cumplirá un año de que la Corte de Apelaciones de Atlanta anuló la culpabilidad de Los Cinco, y “cuando alguien no es culpable es inocente, según todos los principios del Derecho”.

Se preguntó cuántos norteamericanos han tenido la oportunidad de saber lo que está ocurriendo con Los Cinco, y argumentó que muy pocos, porque no los ven en los grandes medios.

Recordó que el politólogo norteamericano Noam Chomsky dijo alguna vez que el primer paso para implantar un mundo mejor era atravesar las nubes del engaño y las distorsiones, para poder llegar a la verdad del mundo real y organizarse para transformarlo.

Esas nubes son fabricadas deliberada y sistemáticamente por un gobierno que dedica centenares de millones de dólares para lograr mantener su política, hacer la guerra sin justificaciones, encarcelar a gente que no tiene que estar en la cárcel y privarlos de derechos elementales, precisó.

LOS CINCO NO SE LLAMAN JOHNNIE WALKER

Ricardo Alarcón hizo un paralelo entre el caso de Los Cinco y el del llamado talibán norteamericano Johnnie Walker, un joven capturado en Afganistán —uniformado y armado— cuando disparaba contra las tropas de su país, lo que es considerado según las leyes norteamericanas y de cualquier lugar, un acto de traición.

Después de la sentencia, mediante un acuerdo entre el tribunal que lo juzgó y el gobierno de Estados Unidos que lo acusó, está cumpliendo prisión en la ciudad de San Francisco, donde vive su familia, “algo que es correcto, pues toda persona por muy culpable que sea de cualquier crimen tiene el derecho de mantener la comunicación con su familia, y sus familiares no tienen que pagar por algo que no hicieron ellos.

“Pero como ninguno de nuestros compañeros se llama Johnnie, y ninguno fue acusado y condenado por terrorista, sino por todo lo contrario, a ellos se les impone una condena adicional que en sí misma es abominable.

Nada justifica suprimirle a un preso derechos elementales como ser visitado por sus familiares, ni que a los familiares se les impongan malos tratos, que es lo que está pasando en el caso de Los Cinco.”

Alarcón dijo que cada día son más las personas en el mundo que se suman a la denuncia de las injusticias que se cometen contra nuestros hermanos encarcelados, por lo que se está preparando una jornada internacional por su liberación y de denuncia al terrorismo patrocinado por Washington, que se iniciará el 12 de septiembre —cuando se cumplan ocho años de su detención— y terminará el 6 de octubre, coincidiendo con los 30 años de la voladura en pleno vuelo de un avión civil cubano, en Barbados, y también de los asesinatos del ex canciller chileno Orlando Letelier y de la norteamericana Ronny Moffi.

“Quiéranlo o no la verdad terminará por imponerse y la justicia se alcanzará”, dijo Alarcón y puntualizó: “poner fin a la injusticia y a la tortura que sufren los familiares y nuestros compañeros es un deber al que los cubanos no debemos renunciar jamás"

26 junio, 2006

Entre el mar y la montaña

anamarg@enet.cu

Cuentan los viajeros que uno de los aterrizajes más peligrosos, pero el más bello de todos, se disfruta en el aeropuerto internacional Antonio Maceo, de Santiago de Cuba. La ciudad emerge entre el mar y la montaña y las operaciones para planear están reservadas a pilotos expertos.
Volando a gran altura es preciso reducir la altitud en poco espacio, por lo que muchos sienten la sensación de amarizar. Desde encima del lomerío de la Sierra Maestra (la más alta del país) se descendiente al nivel mar en instantes.

Llegar a la ciudad por aire es un privilegio y los últimos momentos del vuelo son para el deslumbramiento: el verde opaco de las empinadas montañas (en ellas se encuentra el pico más alto del territorio nacional–el Turquino- a 1400 metros sobre el nivel del mar) se estrella contra el azul intenso del cielo y el mar (la bahía más profunda del país) y una multitud de colores se mezclan en la añeja arquitectura de la ciudad.

En lo adelante sólo verá color, alegría, hospitalidad y cubanía: Santiago de Cuba
se desborda y se afianza como “La tierra caliente y la capital del Caribe”.

UNA DE LAS SIETE PRIMERAS VILLAS
No es casual, que siendo Santiago de Cuba una de las primeras villas fundadas por los españoles en el archipiélago caribeño, conserve aún la que se conoce como la casa más antigua del país: la que habitó el Adelantado Diego Velásquez en el Siglo XVI. Está situada al borde de la Plaza Mayor, como muchas otras de su estilo renacentista, muy cerca de la Santa Basílica Metropolitana, el Ayuntamiento (hoy sede del Gobierno local) y otras edificaciones de alto valor arquitectónico.

Sobresalen en sus paisajes las calles Padre Pico, con su elevada escalinata que se remata en la loma del Intendente, escenario de amor y de guerra; Enramada –otrora camino de procesiones- y Heredia – la que nunca duerme, por sus canciones, el merodeo de sus gentes y su luminosidad.
Espacio reservado para el elogio a la Iglesia Catedral, con sus elevadas torres paralelas, que marca el centro histórico de la villa, al Parque Céspedes y al Morro, antigua fortaleza militar, desde donde se atisban, haciendo contrastes, la ciudad, el mar y el lomerío.

FIESTA DEL FUEGO
Durante dos semanas de cada mes de julio, la Ciudad de Santiago de Cuba, en especial, su Parque Céspedes, se convierten en el escenario de la Fiesta del Fuego. Esta festividad une a las más añejas tradiciones de todos los países del Caribe: música, danza, poesía, artesanías, canciones y hasta lugar ideal para hacer negocios y elevar la integración en esta región geográfica.

Luego, las festividades se prolongan en el Carnaval santiaguero, la otra oportunidad para las tradiciones y las fiestas criollas. De arraigada vocación popular, el carnaval es el origen de la conga y la comparsa, que luego se fueron extendiendo por toda la isla hasta rematar en la actual capital cubana.

Sí, porque en la historia más antigua de las ciudades en Cuba, Santiago fue la capital del país, hasta avanzada la colonia, cuando La Habana ocuparía ese lugar histórico. Sin embargo, no ha surgido una tercera que le quite el puesto a la oriental provincia, que constituye la segunda en importancia económica, política y social de Cuba. En ella habitan más de un millón de personas, que se ocupan de importantes producciones industriales, agropecuarias y textileras.

REGAZO DE HÉROES Y MÁRTIRES
Como una mezcla de historia y arte puede definirse al Cementerio de Santa Efigenia, de Santiago de Cuba. De arquitectura privilegiada y flamantes edificaciones, símbolo del poderío económico de la burguesía local, es este sitio, que acoge en su seno los restos de relevantes personalidades de la nación.

Hay un Panteón erigido a Carlos Manuel de Céspedes –el Padre de la Patria- el primero que libertó a sus esclavos y los convocó a las gestas emancipadoras y
un Mausoleo a la Memoria de José Martí –el Apóstol de Cuba-, que permanece vestido de flores blancas.

Mas, no se puede escribir de Santiago de Cuba, por muy sucinto que se pretenda ser, sin mencionar al otrora Cuartel Moncada –sede de la dictadura militar del gobierno prerrevolucionario- que fue asaltado el 26 de julio de 1953, por un grupo de jóvenes, que encabezaba el abogado Fidel Castro.

La fracasada operación militar fue el preludio de la Revolución, el cuartel se convirtió en escuela y del juicio a los jóvenes asaltantes surgió una frase y una prédica que aún tiene vigencia: La Historia me Absolverá.

13 junio, 2006

Al borde de la perfección

Fotos: Joaquín Hernández Mena

Son las nueve de la mañana y un extraño silencio despierta la curiosidad. Alrededor de 300 personas me rodean, están bien cerca, pero no se ven, no se escuchan. Terminó la cosecha de tabaco, las vegas están desiertas y sólo el trinar de las aves y el batir de las hojas de palma atraen en el paisaje.

Son los predios de la UBPC Batalla de las Guásimas, en San Antonio de los Baños, y nada altera el orden allá adentro, en las casas de cura controlada, en la escogida, en la oficina. Cada trabajador asume su tarea con responsabilidad y ni cuando logras hablar con alguno de ellos deja quieta sus manos o las aparta de la labor.

Esta UBPC completa, como pocas, un ciclo productivo que va desde la siembra del tabaco, la curación y el empaque hasta su venta a la industria.
Por esa razón, sus cooperativistas tienen suficiente contenido de trabajo todo el año, y son los agricultores que hicieron los semilleros, regaron los canteros, cultivaron y cosecharon las hojas, los mismos que ahora se ocupan de las labores conocidas como de la preindustria.

Esa es quizás la mayor ventaja de este colectivo, vanguardia nacional del Sindicato de Trabajadores Tabacaleros desde hace ocho años, y donde el costo por peso de producción es de 50 centavos. Sin verlos trabajar, pudiera parecer increíble el grado de integralidad y a la vez de especialización alcanzado por este colectivo en faenas de tantos detalles y curiosidades.

CON LAS FASES DE LA LUNA

“Cuando uno no tiene motores para regar el agua, tiene que guiarse por la luna”, dice Silvio Cordero, encorvado sobre las hojas y por los muchos años en las labores del tabaco, aprendidas en su natal Mantua. Ahora, aunque en la UBPC aplican las tecnologías más avanzadas para la agricultura, el anciano pronostica los mejores momentos para cada actividad de las campañas.

“Al tabaco hay que hacerle todas las labores a tiempo, si no se ’empala’: regarlo cada siete días, darle tres pases para desbotonarlo, porque el hijo le chupa la fortaleza a la hoja. Aquí hay muy buenas vegas de capa y le aplicamos humus de lombriz para que le dé grasa al tabaco, aunque nunca llega a tener el mismo brillo que el de Pinar del Río, allá influye mucho el suelo.”

Y Santiago Álvarez Pérez, el técnico veguero que ahora está clasificando las hojas en la escogida, sabe que todo cuanto dice Silvio es cierto, por eso “el viejo” es como el consejero de la UBPC.

“El trabajo en la escogida es muy fuerte, trabajamos alrededor de nueve horas diarias, unos sentados casi en la misma posición, otros de pie, pero es posible sobrepasar la norma y contribuir a la economía de la cooperativa y a la individual. Es una labor bien remunerada.”

De ello da fe Dagmaris Cárdenas, quien desde la computadora descifra la economía de esta entidad que logró el pasado año un millón 728 mil pesos de utilidades (el 70% se reparte entre los socios), distribuyó más de 212 mil pesos convertibles a sus socios por los altos rendimientos y la calidad del tabaco, no utiliza créditos bancarios, y que ni siquiera en el año que se le sumaron las tierras y los hombres de una UBPC ineficiente perdió su rentabilidad.

LA PREMISA ES LA CALIDAD

Entre las premisas de la calidad y la educación económica hay una simbiosis, y aunque conllevó mucho esfuerzo hoy los cooperativistas de la Batalla de las Guásimas, asentada sobre las tierras rojas y productivas de La Habana, dominan al detalle los términos de costos, gastos, insumos, reservas, ahorro y beneficios materiales y monetarios.

La asamblea mensual de afiliados es la vía para transmitir la información, es el momento del debate, de plantear insatisfacciones, de trazar las estrategias y los compromisos.

“Lo más difícil es el enfrentamiento diario con tantas tareas y con el personal, aunque sea un ciclo que se repite cada año. El tabaco tiene alrededor de 200 actividades y eso te lleva a hacer cambios todos los días”, precisa Aurelio Reyes Santiesteban, el administrador de la UBPC.

“Tuvimos que cambiar la mentalidad de los hombres y mujeres que integraron la cooperativa, convencerlos de que la UBPC es nuestra, que pasábamos del trabajo asalariado a la obtención de beneficios por todo cuanto hiciéramos, en la medida que fuéramos logrando rentabilidad.

“Era un reto, pues los cooperativistas no creían que podíamos ser rentables dentro de una empresa —la Tabacalera Lázaro Peña— que perdía alrededor de 40 millones de pesos cuando se constituyó la UBPC, en noviembre de 1993. Hoy acopian más de 3 mil 100 quintales de tabaco, más de 7 mil de viandas y hortalizas, 15 mil litros de leche y tienen un módulo pecuario para el autoconsumo.

Obtienen el 35% de capas de exportación en el tabaco que cosechan en 7,5 caballerías, y han creado las condiciones idóneas para evitar robos, hurtos, desviaciones.

“Hay un riguroso control, mediante custodios y un sistema automatizado hoja a hoja, desde que el tabaco entra a la escogida hasta que se hacen los tercios de más de cien libras”, asegura Yakelín Cárdenas, la jefa de calidad.

Los rostros y las voces de la escogida revelan que la mayoría del personal procede de las provincias orientales. Para ellos se han creado las condiciones de albergamiento y alimentación y un régimen de trabajo que les permite disfrutar de vacaciones en sus hogares.

El plan de desarrollo de la UBPC tiene en la mira la construcción de viviendas, pero de inmediato no se resolverán para toda la fuerza de trabajo. Con los recursos de la cooperativa construyeron una casa infantil, que aún está deshabitada, por falta de personal especializado para la atención a los infantes, informó Aurelio.

HOMBRE HABANO

Aurelio Reyes Santiesteban le da vida a la UBPC. La autoridad y el prestigio que tiene en su colectivo y en el sector los ha ganado con su entrega al trabajo, con la superación, por los resultados económicos y productivos de la entidad que administra. Y fue designado Hombre Habano en el 2002, una condición que comparte con expertos y prestigiosas figuras del mundo del tabaco.

Antes del surgimiento de las UBPC en el país, Aurelio era jefe de maquinaria de una granja en la misma Empresa Lázaro Peña, por lo que el trabajo de dirección no le era ajeno, y aplicó mañas y experiencias a su nueva encomienda.

“Al tiempo que se alcanzó la rentabilidad fuimos estabilizando el personal agrícola, el idóneo, e hicimos brigadas especializadas para la siembra, la recolección, la maquinaria; hoy todos saben lo que tienen que hacer.

“Conversar con los trabajadores, explicarles cada paso que damos es una tarea constante, porque a veces no entienden lo fácil que es perder. Una hoja de tabaco en cada planta que sembramos representa alrededor de 280 quintales en el área, y eso al precio que lo vendemos significa 280 mil pesos. Si perdiéramos una sola en cada planta, ya sabes cuánto pierde la UBPC. Tienes que ir al detalle, incluso, de cosas que a veces parecen insignificantes.

08 junio, 2006

Amar a la gente, esa es su herencia


Foto: Agustín Borrego

“Algún día comprenderás como es que por quererte mucho a ti y a todos los niños has dejado de verme en estos meses”. Ese fue el aliento que Lázaro Peña trasmitió a su hija desde el exilio, cuando la vida en la clandestinidad se hizo tan pelifrosa que fue imposible permanecer físicamente a su lado.

Entonces le envió muchas, muchísimas cartas, escritas a lápiz, con una letra menuda y moldeada que la madre conservó y constituyen uno de los tesoros que Aila Peña Roche tendrá para siempre. En ellas le decía: “Lo mejor será que hagas como te dice tu mamita, que sabe aconsejarte muy bien”.

“A través de la correspondencia monitoreaba mi vida. Me pedía que estudiara, que fuera seria, responsable y que cuidara mucho a mi mamá. Me contaba de los lugares a donde iba, de la pobreza; pensaba mucho en Cuba, me pedía que le contara los últimos dichos. Me hablaba en un lenguaje de niña, pero me indicaba el camino, no me mentía.”

Próximo al alumbramiento de su segunda hija, Lázaro había expresado tres deseos: que fuera hembra, naciera el mismo día que la madre —21 de agosto— y se llamara Aida. Los dos primeros se cumplieron, mas la esposa no accedió al tercero, porque en la familia había muchas Aida. “Mi mamá me contó que él se puso muy serio y cuando regresó del trabajo dijo: Está bien, le vamos a poner Aila. Ai de Aida y la de Lázaro, y cuando lo dices suena como a mí me gusta.´ Esa es la historia, mi mamá era muy complaciente y mi papá muy dirigente.”

Los recuerdos de Aila sobre su padre viajan en tres tiempos: a su lado cuando era muy pequeña, luego en el exilio, y después el reencuentro al triunfar la Revolución.“Era muy amoroso, muy preocupado con su ‘pelota’, ‘con su mulata’ como me decía. Le gustaba oírme en medio de esos altibajos de su vida, de las persecuciones, cuando el Partido no estaba legalizado. Adoraba que sacara buenas notas, que estudiara; le gustaba que le leyera y yo por truco, cuando llegaba a un punto y aparte me paraba, para demorarlo más, para que no pudiera irse.

“Era una personal normal, como cualquier otro: enamorado, bebía con los estibadores del puerto, conversaba con la gente. Era jovial, escuchaba con mucha atención; nunca le cortó la idea a nadie, no imponía, era capaz de decirte: tienes razón en esto, pero creo que debemos hacerlo de esta manera, así suavemente lograba que lo entendieran y conformar la mejor idea.

“Sonreía mucho. Me enseñó que una persona gana una discusión si tiene la razón y si es capaz de sonreírse más que su adversario. “Sólo quienes lo conocían bien sabían que estaba irritado cuando le saltaba un poco la rodilla, a él nadie lo sacaba de control.”

Para demostrarlo, Aila cuenta la anécdota del día que lo apresaron en las provincias centrales y lo llevaron al Salto del Hanabanilla. Un militar lo cogió por la camisa en un intento de tirarlo al agua, pero Lázaro se echó a reír a carcajadas. El hombre, muy bravo, lo puso otra vez en el suelo y él le dijo: “Que bueno que me cogiste hoy, porque si hubiera sido ayer la camisa estaba podrida, me hubiera caído y no te hubieras enterado de lo que quieres saber, como tampoco te vas a enterar ahora.

No lo reconocí y empezó a llorar“Cuando regresó del exilio y me dijeron que estaba llegando, salí corriendo, pero me pareció tan grande que ni siquiera pude identificarlo. Te imaginas cuantos años esperándolo mi papá empezó a llorar. Lo importante era que estaba de regreso.

“Todo el amor que tuve para mi padre me lo ayudó a cultivar mi mamá, y todo el respeto que sentí por mi madre se lo debo a mi papá. En eso fueron exquisitos, a pesar de que después de su regreso del exilio se separaron.

“Fue revolucionario en todos los sentidos, pero siempre papá. Su vida estaba muy complicada entonces, y venía aunque fuera a la una de la madrugada, me despertaba y se sentaba en el borde de la cama a conversar conmigo.

“Recuerdo cuando estaban preparando las tesis del XIII Congreso de la CTC, yo trabajaba ya y vino a preguntarme qué dirían mis compañeros de trabajo si le plantearan esto, y me quedé así Le pregunté: ¿Me estás consultando a mí?, y me dijo: ¡pues claro!

“Podía llamar a mi papá a cualquier hora y decirte tengo un problema y quiero hablar contigo. Si no podía venir a la casa me mandaba a buscar, almorzábamos juntos, siempre hubo un papá. “Nunca fue una figura lejana que está en las tribunas."

Lázaro Peña fue elegido dos veces como secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba después del triunfo revolucionario. “La primera vez yo era muy joven, no tengo ningún recuerdo. De cuando organizaban el XIII Congreso sí, ya él estaba enfermo, pero le dedicó todos sus esfuerzos a ese evento, y yo trabajé como traductora, porque él planteó que a los invitados extranjeros les iba a gustar que los traductores, sus acompañantes, surgieran de la masa, de diferentes centros de trabajo.

“Y se hizo un movimiento para captar personas que supieran hablar otros idiomas. Yo era dirigente sindical en el Instituto de Investigaciones Forestales, me preguntaron y dije que sabía inglés. “Me hicieron un examen y un buen día como a las tres de la madrugada mi papá me preguntó por teléfono ´¿qué haces tú en una lista que encontré aquí en la CTC?´ Le respondí que no sabía nada de lista, que estaba dormida, y era que había aprobado.”

Lázaro le comentó a su hija que iba a trabajar con una delegación muy complicada y le dio una oportunidad: ‘Sí te vas a rajar después, rájate ahora’, pero ella sutilmente dejó claro que nunca había visto a un Peña rajado. Fue la primera vez que la licenciada en Biología haría ese tipo de trabajo, que continúo esporádicamente.

Mi papá se me hizo tan grande“Uno siempre quiere a su papá, pero cuando ves que mucha gente también lo quiere, tienes una sensación enorme. Durante su velorio, en el Memorial José Martí, viví increíbles manifestaciones de amor. “Cuando llegamos allí, de madrugada, la Plaza estaba vacía y a las seis de la mañana ya sólo se veían cabezas y más cabecitas, se colmó de gente y el silencio era conmovedor.

“Ví hasta ciegos que pasaban la mano por encima del cristal del féretro, una fila interminable de personas hasta el último minuto del velorio. Y mi papá se me empezó a hacer tan grande.

Empecé a sentir que no iba allí y estaba en toda aquella gente.“Su vida estuvo signada por trabajar por los demás. Era líder, pero no se consideraba una persona central, se sabía ejecutante de un proceso positivo que lo iba a trascender, por eso tenía que entregarle toda la vida.

“Lo recuerdo como una persona que supo dar valores. Me decía que antes de actuar pensara en lo que iba a sentir el otro, que lo virara al revés. Ese tipo de mensaje que te forma, que te hace persona, que te hace amar al prójimo, que te hace repartir amor, ese fue mi papá. Me enseñó a amar a la gente, y eso es lo que tengo de herencia.

02 junio, 2006

La finca multiplicada

anamarg@enet.cu

Fotos Eddy Martin

Cuando Alfonso Roche nació, hacía años que el bisabuelo había repartido sus tierras entre los hermanos. Aun así mantuvo el liderazgo, que se trasmitió de una generación a otra hasta la actual. Ahora el bisnieto encabeza una familia multiplicada y la finca creció tanto que ya tiene medio centenar de caballerías.
En el año 1981, el padre de Alfonso unió sus tierras con las de 14 campesinos de San Antonio de los Baños – las primeras siete caballerías- para constituir la Cooperativa de Producción Agropecuaria Augusto César Sandino, paradigma de un movimiento extendido por toda Cuba para mejorar la calidad de vida de los habitantes de la campiña y aumentar las producciones agrarias.
Desde la creación de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), el 17 de mayo de 1961, los campesinos se organizaron para construir comunidades, escuelas, consultorios, tiendas del pueblo; introducir los adelantos de la ciencia y la técnica, electrificar los poblados, y estudiar.
Agricultura con ciencia
El avance de la agricultura intensiva en la Augusto César Sandino puede adjudicársele también a la cultura y la tradición de sus 189 miembros. La eficiencia y los altos rendimientos son símbolos de esta CPA.
Seis profesionales y 27 técnicos aplican avanzadas tecnologías o producen, en el laboratorio de la cooperativa, los medios biológicos contra plagas y enfermedades de los cultivos. El licenciado en Biofísica, Plácido Ortega, sostiene que la seguridad biológica y la calidad de la producción avalaron la creación de este laboratorio, donde elaboran 20 toneladas de bioproductos anualmente, que también se distribuyen a otros campesinos de la zona.
La búsqueda constante de información y las relaciones con los institutos de investigaciones posibilitan la introducción de técnicas más modernas, para lograr altos rendimientos en las cosechas de papa, zanahoria, remolacha, col, boniato y maíz, por mencionar algunos, y donde en la mayoría de los casos sólo se usan biopesticidas, lo que hace más sanosG a los 150 mil quintales de viandas y hortalizas que cosechan cada año.
La utilización de la maquinaria y el regadío constituyen elementos a favor de las producciones. De las primeras máquinas para irrigar los campos quedan los recuerdos ahora que las eléctricas dominan la geografía de la cooperativa e inciden directamente en el aumento de los rendimientos.
Cinco máquinas de pivote central eléctricas abarcan casi 15 caballerías, y con el agua llevan fertilizantes, plaguicidas y bioplaguicidas que, regados uniformemente y en el momento oportuno, garantizan más calidad y mayores volúmenes de producción.
Otra técnica novedosa se introdujo con el riego por goteo en una caballería donde fomentan la finca de frutales, para diversificar las cosechas y las ofertas a los consumidores de los municipios Cerro y San Antonio de los Baños, destinatarios fundamentales de los productos de esta CPA. En la plantación crecen en armonía aguacates, guayabas, mameyes y frutabombas.
Agricultores y pecuarios
Los cooperativistas de la Sandino son especialistas en cultivar vegetales: sembrar los suelos 2,3 veces, rotar las variedades para aprovechar los residuos de los productos químicos, buscar variedades resistentes y productivas y poner todos los conocimientos en las atenciones culturales son las principales prácticas.
Mas, ahora se propaga la ganadería y aprovechan la experiencia de José Ramón Rivera, un vaquero asentado en estas tierras hace más de 15 años, quien asegura que “cualquiera no puede trabajar con los animales; se necesita mucha consagración, porque aquí no hay días feriados ni de fiesta. Estoy en lo que me gusta y trabajo con amor”.
A la vaquería que funciona en la cooperativa se sumó la ceba de toros. Desde hace menos de un año, 30 animales de la raza cebú se alimentan con plantas de maíz, king grass, caña y los pastos que sobreviven a la sequía en los cuartones, con una ganancia de peso que les posibilitará alcanzar los 500 ó 600 kilogramos, en poco menos de año y medio.
Esta es otra posibilidad de la diversificación de la agricultura, pues en estos momentos acopian unos 180 litros de leche diarios, que se emplean en el autoconsumo de los cooperativistas y el resto se entrega a la industria.
Presidente por elección
Alfonso Roche Álvarez dirige esta CPA desde hace 24 años. Cuando le pregunto qué es lo más difícil para desempeñar con éxito esta responsabilidad responde: “lo más difícil y comprometedor es que los cooperativistas te seleccionen como su presidente.
“Luego, hay que tener vocación y capacidad para darle solución a los problemas que se presentan. Es como en el béisbol, tienes que lograr que las cosas te salgan bien, si no ¿a quién vas a dirigir?
“Para mí no son problemas ni la rentabilidad (el costo por peso producido es de 80 centavos), ni la disciplina, ni el aprovechamiento de la jornada, pero la escasez de recursos materiales y combustibles todavía son una limitante para las producciones agropecuarias, y eso sí es una preocupación.”
RECUADRO
La ANAP es la organización que representa a los cooperativistas y campesinos cubanos en el cumplimiento de la política agraria y de las indicaciones derivadas de las leyes de Reforma Agraria, que eliminaron el desalojo, la explotación, la insalubridad y el desamparo de los hombres de la campiña.
Más de mil 200 comunidades se construyeron para agrupar a los aportadores de tierra, y en la mayoría de ellas hicieron también consultorios, escuelas, círculos sociales, salones de estomatología, salas de video.
El 93% de estos asentamientos están electrificados, en muchos funcionan los servicios telefónicos y se logró levantar viviendas confortables, todo lo cual elevó ostensiblemente el nivel de vida de sus moradores.
Según las informaciones ofrecidas por el licenciado Arturo Aliaga, director jurídico de la ANAP, los beneficios de la seguridad social alcanzan igual a los campesinos que a los trabajadores; más del 70% de los integrantes de la organización tienen 12 grados de escolaridad, y los graduados universitarios y técnicos que pertenecen a las CPA y las CCS son el puntal del desarrollo científico técnico de estas entidades.
El movimiento agroecológico, que lideran los mejores productores, promueve la aplicación de las técnicas más novedosas y formas superiores de cultivo y cuidado de los animales, para incentivar la producción de alimentos, compromiso primero de los campesinos con el pueblo de Cuba.

07 mayo, 2006

Con la fuerza del corazón


Ni el encierro ni la crueldad impedirán la sonrisa

Dos hechos confluyen en la vida de Irma González Salanueva: los estudios universitarios en la especialidad de Psicología y su protagonismo en la lucha por el regreso de los Cinco. Cómo reparte su tiempo, a sabiendas de que aspira a ser una excelente profesional, fue la primera pregunta periodística.

“Para defender a mi papá no tengo que prepararme, él está en mi corazón y en mi racionalidad. No hace falta prepararse para hablar de algo que llega tan hondo: lo que ha sufrido el pueblo de Cuba y mi familia. Decimos la verdad con la fuerza del corazón.

“Mi papá me lo dice, ´estudiar es tu deber para ser útil a tu país´. Dedico las horas necesarias a mis estudios… muchas cosas las aplazo, las actividades por la liberación de los Cinco las equilibro. Mientras estoy en la escuela cumplo mis deberes y no me permitiría, no por mi papá sino por mí, dejar de hacer algo poniendo esta lucha como pretexto. Se puede con todo, tengo los mismos retos de la juventud cubana.”

Precisamente este tema es recurrente en las conversaciones que Irmita sostiene con su padre, René González Sehwerert, en la prisión de Marianna, Florida. “El está muy preocupado por los jóvenes, por su efervescencia revolucionaria. Las carencias, los optimismos y cuando estamos juntos y le cuento, me pasa la mano y dice: ´¿entonces tenemos el relevo en ustedes?´. Cada día que pasa él se va enfermando más de la sociedad norteamericana.

Irmita habló con su padre antes de salir para la Universidad donde esperaría el Primero de Mayo. Cuando le comentó sobre el entusiasmo de sus compañeros, René le dijo con ironía: “aquí dicen que eso allá se está cayendo, ¿es verdad?”, y ella le contestó: “no, que va, eso es imposible. Entonces escuché su risa como diciendo, esta gente aquí come más m…”

Sobre su participación en foros internacionales, Irmita reconoce que “vamos a poner la parte humana, para que el mundo sepa que los Cinco son hombres buenos, que tienen familia, que sacrifican sus vidas para proteger otras. Hay que mover sentimientos e implicar emocionalmente a las personas para que actúen a favor de la causa de Cuba.

¿Qué sientes cuando visitas a tu papá, sabiendo que tu mamá y tu hermana no lo han hecho?

“Es muy difícil. Es como servir de puente entre mi mamá, mi hermana y mi papá. Él me pregunta hasta el último detalle, muchos que por vivirlos cotidianamente no los observo, pero mi papá quiere saberlo todo, porque no lo vive y para él es importante, es nuevo. “Aunque hace muy amena nuestras conversaciones, siempre con sonrisas y elogios, siento que tiene una nostalgia inmensa por Cuba, por lo que está pasando (si pintaron una calle, un edificio, por donde vas caminando para la facultad, qué hace mi hermana cuando llega, qué dice, si está más grande). Y cuando regreso a Cuba está mi mamá preguntando todo, cómo está él, si está más delgado. Disfruto las visitas a mi papá, pero quisiera que estuvieran ellas, porque lo añoran.”

Y en el caso de Ivette, ¿cómo te llega esa añoranza por su padre ausente?

“Ella es una niña muy noble y en rara ocasiones se expresa abiertamente sobre el caso. Siempre lo tiene presente, si hace un dibujo pinta a su papá, si piensa en el futuro piensa en el papá. Cuando vemos la novela cubana le dice a mi mamá ´no te pelees con mi papá, yo tengo que conocerlo, quiero verlo´, pero de otros temas es muy difícil que ella te hable. Creo que como niña al fin, saturada del dolor que rodea a su familia, muchas veces te dice ya, ya…., no quiere lidiar con ese conflicto.”

¿Cuáles han sido los momentos más difíciles de tu vida?

“El más difícil fue cuando tenía seis años y mi papá se fue del país. Empezaron a pasar los días, me decían que estaba estudiando, que se demoraba un poquito más, recuerdo esa angustia, ese dolor en el pecho, esa agonía de no saber dónde estaba mi papá. Yo era muy apegada a él, es una persona increíble, amoroso, es genial.

“El otro momento fue vivir en EE.UU., y junto a mi papá y a mi mamá tener que lidiar con esas personas de allá, la mafia, y ver como nos relacionábamos con gente tan diferente a nosotros, a la familia que quedó en Cuba. Me preguntaba cómo era posible que al regresar a casa mi padre me inculcara amor, lo contrario al odio que expresan aquella gente. Fui partícipe de la doble vida de mi papá y viví con esa tensión, aunque nunca me dijo lo que estaba haciendo.

“Y otro momento muy difícil fue el día del arresto. Los que vivimos después, con la familia dividida, el asedio, las agresiones sicológicas, y estar solas allá. Nuestras vidas y nuestro futuro quedaron incierto, a la deriva.

¿Y los mejores?

“Cuando era niña, ese amor de familia, ver a mi mamá y a mi papá siempre sonriendo, cuando salíamos, cuando nos divertíamos.”

Irmita reconoce en Olga –la mamá– un puntal muy importante para su formación, mas no desprecia que en su personalidad han intervenido muchos agentes socializadores como su familia, la Patria, su comunidad, los amigos y su papá.

“Mi familia revolucionaria. Los valores de la Revolución se interiorizaron en mí hasta el punto de que cuando me enfrenté a una sociedad diferente pude valorar, criticar lo que estaba pasando.

“Vivir mis primeros 12 años en Cuba y luego haberme ido a EE.UU. me hizo más revolucionaria. Si de algo me valió vivir en Estados Unidos fue aprender el idioma inglés _que me sirve para luchar por la liberación de mi papá y sus cuatro hermanos_, y para apreciar lo que tengo y cuidarlo.

Viviendo en Miami, ¿conociste a algún terrorista?

“A Ramón Saúl Sánchez, con su prepotencia. Un día fuimos a despedirlo porque supuestamente iba a una cruzada en barco, llamó a la prensa y anunció que iba a entrar a las costas cubanas y hasta que no acabara con el sistema en Cuba no iba a regresar. De pronto llamaron a mi papá porque dijeron que se le había roto el timón. Enseguida regresó y armó el show de nuevo.

“Recuerdo su boda, que se supone sea un momento de alegría, de implicación sentimental y emocional, los invitados cantaron el himno de Cuba, el de Estados Unidos y le pidieron a Dios que le permitiera seguir luchando, para acabar con el sistema revolucionario cubano. ¡Yo me quedé!…

“Otro día mi papá iba con Ramón Saúl en un vuelo sobre Bahamas, para hacer un simulacro de planes de enterramiento de armas y lanzamiento de octavillas sobre Cuba, pero se rompió el alerón del avión y armaron otro show mediático. A mi papá le dieron una condecoración por haber salvado a ese terrorista, y convirtieron el accidente en historia ya que estaban en una supuesta misión patriótica.”

El gobierno de EE.UU. continúa protegiendo a Posada Carriles, ¿conversas sobre ese tema con tu papá?

“Sentimos indignación al ver que esos asesinos gozan de la protección y la recompensa del gobierno norteamericano. Mi papá siempre dice: ´no puedo sentirme héroe por estar aquí, mientras otros están muriendo a causa de un acto terrorista´.

¿La Psicología te ayuda a mitigar el dolor de la familia?

“Cuando entras a esta carrera tu visión de la vida va cambiando. Aprendes a no juzgar, a ser noble, más humano. Yo hablo con mi papá y le digo que te enseña a pasar por la vida y prestarle atención a las cosas que lo merecen, sin dejar que los individualismos te abrumen. La Psicología me ha ayudado a ver siempre el lado positivo, porque más que bien vamos a pasar por la vida y hay personas que están mucho peor.

“Por ejemplo, cuando alguien me recuerda que tengo a mi papá preso, le digo que él está preso por convicción, sabe lo que está haciendo, pero está vivo, hay personas que no tienen a su papá. Si los familiares de los mártires de Barbados están luchando, yo no tengo derecho a cansarme.”

“Cuando me siento un poquito triste busco las cosas buenas de la vida y elimino esas que me hacen sentir mal. La carrera me ha enseñado a ver las cosas con optimismo.”

¿Qué haces contra la lástima?

“No puedes dejar que te invada la lástima. Jamás he sentido lástima por mí, tengo la capacidad y la fuerza suficientes para luchar contra mis conflictos. Me río de las personas que se acercan a mí con lástima.

“Mi papá es optimista y no acepta bajo ninguna condición que nos tengan lástima, eso nos derrumbaría. Y no puedes llorar porque él no se lo merece. Ese lujo no se lo podemos dar a esa gente.”

02 mayo, 2006

La historia que me ha tocado vivir

Lea en esta página "Salimos de EE.UU. prácticamente botados"



Foto: EDDY MARTIN

“Una vez sentí que alguien me tocó el pelo mientras cocinaba. Sentí las manos de Gerardo. Otro día tuve un sueño bellísimo con él, me dio mucha vitalidad, y cuando le comenté esos dos momentos, a él le habían sucedido cosas parecidas en la prisión. Habíamos soñado cosas diferentes, pero con la misma base, que era el reencuentro. Son cosas que te conmueven o te estremecen, pero estás consciente de que ambos seres están vivos, de que ese amor está vivo”.

Los ojos de Adriana Pérez se humedecen cuando revive esos sueños, por más que Gerardo le pide como único regalo “no estés triste, no te dejes caer, porque aunque el día sea cabrón para nosotros hay que buscar la parte positiva”.

“Yo extraño todo de Gerardo, pero hay dos cosas muy grandes: el beso en la frente y su sonrisa. No he aprendido a vivir sin eso”.

¿Cómo es tu relación con él?

“Me cuesta trabajo definirla. Tratamos de hacerla normal a pesar de la lejanía, mantener las ilusiones, los planes, contarnos todos los detalles de nuestras vidas. Vivo en función de su regreso, y aunque sepamos que puede estar lejos, o quizás la vida nos sorprenda y esté más cerca de lo que pensamos, la propia situación legal hace que esta relación se mantenga viva, no sólo por el recuerdo sino también para el futuro.

“No es lo mismo cuando uno de los dos está molesto por algo, o estamos viviendo un momento difícil como el actual, por la espera del resultado de la apelación. Eso mantiene los nervios en un desequilibrio constante, pero no faltan una carta, una postal, una palabra de aliento, un regaño, una crítica...

¿Ustedes se ponen bravos?

Claro. Las personas idealizan a los héroes, pero ellos son seres humanos, hombres con defectos y virtudes, con esposas que también tienen defectos y virtudes, y una relación por muy armoniosa que sea siempre conlleva diferencia de criterios. Cada uno defiende su punto de vista sin que eso nos lleve a un abismo.

¿Recuerdas la última vez que te regañó?

Hace un par de días. Yo consideré que no me merecía este último regaño: él me pidió que llamara por teléfono a una anciana de Cienfuegos que le escribe, y le dijera que le había enviado dos o tres cartas con una fotografía para, si demoraban, que supiera que estaban en camino, porque quería saber si la correspondencia que le mandaba le estaba llegando...

“Yo no pude comunicarme con la señora y le mandé el recado con otras amigas de Gerardo que sí reciben la correspondencia. Yo tuve muchas cosas más que hacer y no volví a llamarla, y Gerardo recibió una carta de ella donde se quejaba, pues a pesar de escribirle con mucha dificultad a causa de la artritis de sus manos, no había recibido respuesta.

“Gerardo me reclamó porque él había tenido la precaución de no lastimar a esa señora, me había rogado que la llamara. Primero me sentí dolida, luego entendí que él está muy lejos para hacerle llegar a esa anciana todo el cariño y el afecto que siente por ella. Me utilizó de puente y le fallé. Me decía en una carta: ‘no te estoy descargando, simplemente te estoy comentando lo que yo sentí, y siempre se puede más’. Gerardo me regaña porque me ha tratado como una niña siempre y yo lo trato a él igual”.

¿Cómo te llegan tantas muestras de solidaridad?

Me llegan de muchas maneras, pero la espontánea, esa que recibo de la gente en la calle, de alguien que me reconoce al pasar y se acerca a mí con alguna muestra de entrega, con un gesto, una mirada, un beso, un abrazo... o quienes te dicen ‘sentimos mucho lo que están pasando’, ‘estamos orando por ustedes’, ‘confiamos en que van a tener hijos’, ‘yo tengo nietos que podrían ser como sus hijos’ hacen que por momentos las lágrimas me broten. Esos gestos llegan muy hondo”.

Tantas actividades juntas, ¿...?

He tenido que aprender a vivir con todas las responsabilidades, los deberes y con esta parte de la historia queme ha tocado vivir. No estoy adaptada a la vida pública, a llevar la condición que el pueblo me ha dado. Tengo la ventaja de recibir todo ese apoyo, de demostrárselo a Gerardo, a cualquiera del resto de los familiares y eso es una bendición, no nos queda otra alternativa, porque el Gobierno de Estados Unidos nos obligó a ser voceros de la causa de los Cinco. Entonces, echas atrás todo lo que pueda representar cansancio, agobio, tormento,...”

¿Y tu vida laboral?

“Mi vida laboral es un conflicto, quisiera dar mucho más de lo que doy, pero tengo que llevar todo a la vez, es una limitación temporal y mis compañeros lo saben, me apoyan y tienen todo mi reconocimiento.

¿Recuerdas el último día que viste a Gerardo?

“Yo sabía que se iba de viaje de trabajo, nunca pensé que esa era la última vez por un largo tiempo. No lo puedo olvidar: “fue la última vez que nos miramos, el último beso, el último abrazo. Gerardo siempre me decía ‘vamos a vivir el día como si fuera el último’, y eso nos enseñó a aprovecharlo todo, por mínimo que fuera. Su intención era que yo lo tuviera presente en cada momento de mi vida, y así es”.

¿Es celoso?

“Muchísimo. Más que celoso es posesivo, sin que conlleve una crisis. Tiene mucha confianza, pero no concibe nada que pueda rozarme sin que él esté consciente, cada detalle de mi vida, de mis pasos, porque es la forma de estar presente.

“Él me dice: ‘tu eres mi reina, mi niña, mi mujer, mi bonsai’, pero a veces yo protesto y él riposta, ‘si no te puedo llamar mi reina, ni mi niña, ni mi mujer, cómo te llamo entonces, chica’. Todo es en broma, pero no hay duda de que yo soy de Gerardo, como Gerardo es mío.”

¿Cómo eludes que un hombre te enamore, que te digan piropos...?

“No creo que me miren con otros ojos que con los de admirar a alguien que dedica su vida a un hombre. No es sólo el respeto por mí, es el respeto a Gerardo. No te puedo negar que en algún momento escucho un elogio, una exclamación, pero siempre hay alguien que dice: ‘es la esposa del héroe, de uno de los héroes.”

¿Y los hijos?

“Nuestra relación se ha alimentado de muchas cosas buenas. Gerardo no se alejó de mí porque quisiera, se alejó por ese gran amor que siente por la humanidad. Era sacrificar un amor por un gran amor, del que también yo soy parte.

“Conservamos una esperanza en la apelación de Atlanta y que todavía yo esté apta para asumir una maternidad, confiamos en que eso pueda ser de manera natural... Otra decisión habría que tomarla en un momento determinado y la afrontaremos.

“Lee, mira lo que Gerardo me dice: ‘Lo nuestro se va a resolver, no sabemos cuando, pero si tú decidiste seguir montada en la bicicleta, mientras no decidas bajarte, tienes que darle a los pedales y tratar de ver lo bonito del paisaje... no vamos a ser el único matrimonio que no tenga hijos y no por eso dejaremos de ser felices’.

¿Y si Gerardo entra ahora por la puerta?

Soy una persona muy optimista, pero no dejo de ser realista. Esa es una de las cosas que trato de no soñar. Yo no sueño con el encuentro, yo quiero vivir el encuentro tal y como suceda.