CUBA: SUS GENTES, SUS PASIONES, SUS PAISAJES. LA COTIDIANIDAD, DESDE UNA VISIÓN PERSONAL
10 enero, 2007
La alegría del trabajo
Una empresa de cultivos varios, en Ciego de Ávila, demuestra cómo hacer agricultura eficientemente.
El sol comienza a declinar en la llanura. Sobre las sombras de los platanales nos vamos despidiendo de un hombre que aferra sus manos al timón del jeep y entra, una y otra vez, a los campos bien cultivados. Siempre algo nuevo: la hermosura de los racimos, otra variedad, un sistema de regadío, casas de cultivo, la toma de agua donde hicieron “una piscina” para que los obreros refresquen…
El ingeniero Carlos Blanco parece no querer dejarnos ir de sus predios. De repente, en la esquina de una guardarraya está su objetivo: un grupo de trabajadores carga un camión de plátanos. La faena recién empieza este sábado de diciembre y el reloj se acerca a las cinco de la tarde. Estamos en la empresa de cultivos varios La Cuba, en Ciego de Ávila.
“Hacemos todas las labores agrícolas, pero cuando aparece un camión hay que salir a cargarlo, a la hora y el día que sea y terminar lo antes posible; eso determina en la eficiencia. Y ahora sí hay que trabajar porque con el sistema de vinculación lo determinante no son las horas sino los resultados de la producción”. Edito Hidalgo habla con propiedad, casi sin mirarme, mientras acomoda los racimos sobre la cama del camión, y aunque no hay soslayo en su conversación, es evidente que necesita hacer las dos cosas a la vez.
II
Temprano en la mañana nos reencontramos con Carlos Blanco, después de varios años. Han transcurrido 25, desde que se insertó en el trabajo de La Cuba para realizar las labores como ingeniero. Era subdirector cuando lo conocí, y desde hace una docena de años es el director.
La estabilidad de los cuadros y de los trabajadores caracteriza a esta empresa convertida en paradigma de la agricultura. En sus 30 años de fundada ha tenido sólo cinco directores, y otro de ellos también se mantuvo por igual tiempo que el que lleva Carlos.
El recorrido es obligado por los platanales, donde hay un balance de variedades, que va desde el Gran Enano –una de las pocas entidades que lo mantiene en producción- hasta el vianda tradicional, pasando por los diversos tipos de Fhia.
Justo al mediodía, cuando el sol “raja las piedras”, dos jóvenes obreros –con características físicas y el acento típico de quienes viven en el oriente del país, como el 90% de la fuerza laboral de La Cuba- desgranan urea en un sembrado de col. “Este es el único trabajo que se hace de mediodía, después que se seca el rocío, porque si un grano del fertilizante cae sobre las hojas, se manchan y pierden calidad las plantas, en un cultivo de más de 20 mil quintales por caballería”, comenta Carlos.
No son ellos los únicos. Muy próximo, un pelotón de maquinaria rotura la tierra con la premura que requiere la siembra de papa. Ya terminaron el almuerzo –aceptable variedad y bien elaborado- y mientras algún osado retornó al tractor, los demás arreglan una pieza o comentan las últimas novedades.
El multioficio y las innovaciones son comunes en este pequeño colectivo que integran cinco hombres, entre quienes sobresalen dos vanguardias nacionales: Pascual Alarcón y Alcides Artiles. Reconocidos en los foros de ciencia y técnica regionales, sus aportes representan ahorros al país y el alargamiento de la vida útil de buldózeres y tractores. Javier Romo habla de su última innovación: la adaptación de la transmisión de un tractor MT 280 a uno de la marca Belarus 1025, que se generalizó a otros de su tipo. Adquirir la pieza en el exterior cuesta más de cuatro mil dólares y él la suplantó por sólo 380 pesos, incluyendo la mano de obra.
“Con los trastazos y los años que llevamos trabajando hemos aprendido a inventar. No hay suministros para reparar los equipos, que son muy viejos, pero tenemos que mantenerlos activos” dice Artiles, técnico medio en mecanización, quien realizó cuatro innovaciones en el 2006. Pascual, el jefe del pelotón, comenta sobre la productividad de sus hombres, que laboran hasta 12 horas para preparar algo más de una caballería diaria.
De paso, vimos la cosecha de boniato y malanga, las excelentes condiciones para el beneficio de los productos agrícolas y una nueva planta de encurtido de vegetales que pronto agregará valor a los productos de La Cuba.
Las casas de cultivo protegido son otra novedad en esta empresa, que antaño se dedicaba al cultivo del plátano y hoy diversifica su producción, sus ofertas y por consiguiente incrementa su rentabilidad. Las hortalizas –predominantes en este tipo de cultivo- llegan frescas a los polos turísticos, su principal destino.
III
Durante el último trienio, las producciones en La Cuba han crecido a un ritmo de más de 200 mil quintales anuales, hasta llegar al récord del 2006: un millón 270 mil 664 quintales, de ellos un millón 22 mil 735 quintales de plátano. “Fuimos creciendo en sistemas de riego, tecnología de punta, maquinaria, ampliando las áreas, los rendimientos, pero el transporte de la empresa de Acopio es el mismo, más viejo, más ineficiente, y hemos tenido afectaciones por demora en la carga de los productos”.
Carlos Blanco defiende el criterio de que sea Acopio la entidad que realice la comercialización. “Esa función nos llevaría mucho tiempo: la distribución, envíos a La Habana, a otras provincias. Nosotros estamos para producir. En el mundo el productor nunca comercializa”, y aunque no quieran recordarlo, el último agosto pasará a la historia por la pérdida de 11 mil quintales de plátano.
La Cuba creó una infraestructura para la distribución a los polos turísticos, donde tiene liderazgo por la seriedad de sus entregas, la calidad y variedad de sus ofertas; las ganancias se revierten en inversiones. En Varadero tienen un punto de recepción de las mercancías, para su traslado al occidente.
“Nuestro plátano fruta no tiene competencia, por su variedad y procesamiento, con otras entidades del país”, asegura el ingeniero Fructuoso Valdés Rama, comercial en Varadero. La Cuba tiene presencia diaria en todas las instalaciones hoteleras de La Habana, Matanzas, Cayo Largo, y en el oriente hasta Holguín. Sus ofertas principales son las variedades de plátano, papa, calabaza, fruta bomba, y hortalizas.
“Tenemos mercado seguro, y aunque algunas instalaciones hoteleras y organismos que compran en divisas tienen deudas con nuestra empresa, dada la situación financiera, hacemos gestiones para cobrar, demandamos, al final pagan y no dejamos de vender, no es política nuestra dejar de vender para que nos paguen.
“Laboramos todos los días del año. La mayoría en el colectivo de Varadero son jóvenes que viven en Matanzas y son trabajadores de La Cuba; hay estabilidad, se sienten estimulados y comprometidos. El salario medio oscila entre 650 -700 pesos mensuales.”
IV
“El perfeccionamiento empresarial –se aplica desde enero del 2001-nos enseñó a pensar de una manera diferente, en cómo hacer las cosas mejores. Cuando empezamos a estudiar las bases del sistema nos dimos cuenta que a veces cosas que parecen insignificantes inciden negativamente en los resultados, supimos que una empresa debe funcionar como un todo”, reconoce el licenciado Rolando Páez, director económico.
“Le dimos participación a los trabajadores en la toma de decisiones, -cosas que a los directivos se nos escapaban-, y ellos fueron proponiendo soluciones a los problemas, haciendo modificaciones a los planes: decían tenemos más área, más plantas con racimos, los platanales están en mejores condiciones, el riego ha sido más eficiente y todo eso fue cambiando los planes.
“El hombre ganó protagonismo, es el centro para revolucionar los resultados de la empresa, y se ha producido un proceso de retroalimentación directamente en el área.
“Los medios de protección no están resueltos, fundamentalmente por su mala calidad, pero los trabajadores han ganado conciencia, se utilizan más y hemos incrementado el presupuesto para adquirir esos recursos. Igual se garantiza la atención de la salud de los hombres, para quienes laboran directamente con productos químicos es obligatorio un chequeo médico periódico.
La universidad llegó al municipio Baraguá, sede de La Cuba, donde ya existía un politécnico de agronomía y ahora funciona una unidad docente. En esta empresa de cultivos varios laboran 99 técnicos y profesionales, una fuerza que respalda los avances tecnológicos y la preparación de la fuerza laboral, como metafóricamente dice Rolando: conversar con los obreros hasta convertirlos casi en técnicos medio.
V
Es como una fiesta el trabajo. Las jaranas, la risa y los bríos distinguen a los cinco obreros de La Pista, una pequeña finca que lleva una década en producción, con rendimientos de hasta 20 mil quintales por caballería de plátano, y riego por gravedad.
El trabajo del plátano parece fácil, pero hay que hacerle todas las labores para lograr buenos rendimientos, que son también la base de nuestro salario, reflexiona Eloy Jérez, un joven que muestra liderazgo en el grupo.
Después de sembrado hay que mantenerlo: la limpieza, el deshije, el riego adecuado y la fertilización. Edito Hidalgo, recuerda que es determinante su custodia, y estar al tanto de los camiones, para cargarlos rápido y garantizar que el plátano llegue sano al mercado.
Esa es la cadena productiva. Tierra, ciencia, tecnología, hombres. La felicidad del ser humano retribuida por el trabajo. Una riqueza que se transforma y crece, pero será siempre La Cuba.
La Cuba se fundó el primero de enero de 1976 con 192 caballerías. Sus áreas han crecido hasta 342 caballerías y deben llegar a 500.
El costo por peso de producción es de 51 centavos.
1993: la empresa perdió siete millones de pesos, hoy gana 10 millones 700 mil.
1994: los obreros recibían 198 pesos de salario con una productividad de 300 pesos por trabajador.
2006: el salario medio supera los 500 pesos y la productividad es de 13 mil pesos.
Los más de 2 mil 500 trabajadores están vinculados a los resultados finales de la producción; el 3,2% son directivos, con una estructura muy sencilla entre la unidad empresarial y el consejo de dirección, integrado por 14 miembros de vasta experiencia.
Se deben construir más de 500 viviendas para quienes viven albergados. La fuerza de trabajo es suficiente.
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