01 mayo, 2009

A Cuba no la tendrán jamás

Fotos: Eddy Martin
A las ocho en punto de la mañana, la Plaza de la Revolución José Martí, de La Habana, semejaba un mar de pueblo, unido por los principios, los valores y la decisión de defender las conquistas de la Revolución.

Raúl Castro Ruz, el presidente cubano; Miguel d`Escoto, secretario general de la Asamblea de Naciones Unidas, y otros dirigentes del Partido y los movimientos sindicales, hicieron su aparición en el momento mismo en que estaba previsto iniciar la celebración del Día Internacional de los Trabajadores.

Salvador Valdés Mesa, secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba, al dirigirse al pueblo de Cuba, recordó el marco histórico en que se celebra este Primero de Mayo, inmersos en la celebración del aniversario 50 de la Revolución y el 70 de la CTC. Un momento para celebrar las conquistas, dijo, bajo el esfuerzo y sacrificio de varias generaciones de cubanas, protagonistas ejemplares de la obra revolucionaria.

Resaltó que tenemos la unidad como piedra angular de la resistencia y victorias de nuestro pueblo. Señaló que llegamos a esta fecha en el fragor por eliminar los cuantiosos daños sufridos el año anterior por el embate de tres huracanes, convertidos en los más destructores de la historia.


Todo ello fue calificado por el dirigente sindical como “de extraordinario esfuerzo de los trabajadores y el pueblo, que han evidenciado una vez más la solidaridad, la capacidad de sacrificio y la voluntad de seguir adelante. La recuperación de los daños a la economía, la infraestructura y las viviendas avanzan de manera gradual, y precisó que será necesario dedicar en el futuro grandes esfuerzos y recursos para restañar las heridas causadas al país.
Señaló que ello se agudiza ya que la sociedad se encuentra inmersa en una crisis global que torna compleja la situación política, económica y social a escala internacional, que impacta sobre el pueblo y pone a los trabajadores en un panorama desolador al que ningún país escapa.

En el caso de Cuba, especificó, se suman los efectos del férreo bloqueo económico de los Estados Unidos, impuesto hace casi medio siglo, “con la obsesiva y fracasada pretensión de destruir la Revolución”. Enfatizó que la unidad y la resistencia frente a cualquier obstáculo en que nos ha formado Fidel, son los pilares sobre los que se erige triunfante la Revolución cubana y se convierte en las principales banderas de combate para todos los tiempos.

Dijo que continuaremos apoyando resueltamente las medidas del gobierno para atenuar los efectos de la crisis sobre la población. “A los trabajadores nos corresponde estar en la primera línea de esta batalla con la consagración al trabajo, que es la fuente principal de creación de las riquezas, en la elevación de la producción y la productividad, por la reducción de las gastos y los costos, por crecer en las exportación y en los renglones que sustituyen importaciones.

Precisó que para el logro de estos objetivos se impone trabajar con más disciplina y calidad; y desarrollar una cultura del ahorro como la más importante fuente de recursos a nuestro alcance.

“Crece el prestigio de Cuba”, y argumentó que “en América Latina son más los gobiernos populares que se fortalecen en pujantes movimientos sociales, con los que se profundizan nuestras relaciones Nos regocijan ver las muestras de apoyo expresadas por numerosos mandatarios del continentes en la recientes cumbres del ALBA y de las Américas. Satisface constatar cómo se unen voluntades y avanza un verdadero programa de integración regional”.

A final de su discurso, Valdés Mesa, enumeró a dirigentes sindicales, líderes de movimientos sociales y otras personalidad de diversas partes del mundo, que quisieron celebrar en Cuba el Primero de Mayo, a quienes agradeció el gesto de apoyo solidario que durante décadas han hecho a nuestro pueblo. Extendió este sentimiento al Movimiento Sindical Mundial, a las organizaciones obreras y de solidaridad y a todos lo que en el mundo realizan acciones y apoyan la liberación de los Cinco Héroes cubanos que guardan injusta prisión en cárceles norteamericanas, y ratificó la decisión irrenunciable de los cubanos a construir el socialismo bajo la dirección del Partido, de Fidel y de Raúl.

“A Cuba no la tendrán jamás”, definió.

En las entrañas del Amazonas (III)


Lluvia y agua por doquier

La llegada a Manaos fue contradictoria. Tanta lectura había hecho de sus bellezas que en la primera impresión quedé decepcionada. Desde el aire todo era inmensidad, pero en la tierra y aún desde el avión, el aeropuerto internacional era horrible.

Pequeño, como sucio o manchado por tanta lluvia o por el tiempo, las áreas del campo de pista descuidadas, una cerca perimetral fea y… la jungla. Nada de la ciudad.

En Manaos, la capital del estado de Amazonas, habita su millón y medio de habitantes, que viven constantemente amenazados por la malaria, enfermedad que trasmite el mosquito anófeles darlingi.

Es una ciudad portuaria internacional, situada a mil 500 kilómetros de la desembocadura del río Amazonas y a sólo 40 u 80 metros por encima del nivel del mar. Es una húmeda y no demasiado limpia. En el Amazonas llueve durante seis meses, entre diciembre y mayo y el resto es imposible descartar que algún aguacerón te sorprenda caminado por calle, cuando diez minutos antes el Sol cegaba y quemaba la piel.

La capital tiene una infraestructura urbana metropolitana, con una extensa red de hoteles, restaurantes, una Zona Franca, dos carreteras principales de acceso, puertos, aeropuertos, centros comerciales, centro de convenciones, hospitales, amplia red vial, anchas avenidas y muchos rascacielos.

Algunas de sus construcciones, como el Puerto Revitalizado de Manaus y las famosas casas flotantes palafitos son proyectadas para los desniveles estacionales de los ríos.

Su historia comienza en 1669, Con la fundación del fuerte de San José da Barra do río Negro, en 1669 comienza la historia de Manaos, una aldea originaria que pasó dos siglos aislada del resto de Brasil y del mundo. Con el tiempo se convirtió en la ciudad más próspera, admirada y envidiada de la cuenca amazónica.

Atrae a millones de turistas anualmente, en solo un fin de semana, digamos como es el que coinciden con el coinciden con el Festival de la Ópera se reúnen más de 200 mil visitantes; la auténtica joya de Manaos es el teatro Amazonas, herencia de los tiempos de esplendor cauchero. Proyectado íntegramente en Portugal, fue inaugurado en 1896. En su desmedido afán vanguardista, la nueva aristocracia de Manaos no dudó en contratar a los más afamados artistas europeos de aquel tiempo, como Sara Bernhardt y Enrico Caruso.

La intensidad de su tráfico fluvial es increíble y pone a la urbe en comunicación marítima directa con muchos de los grandes puertos del mundo. En la década de 1970 se produjo una explosión demográfica.

Aconsejo a todas las personas que quieran viajar a la capital del Amazonas traer ropas ligeras y confortables, calzado para caminar, espejuelos oscuros, paraguas, linterna, protector solar y repelente, porque comprar aquí es una odisea y debe ser una de las ciudades más caras del mundo. Preventivamente se debe llegar vacunado contra la fiebre amarilla y el tétano.

La metrópoli está ubicada en la región norte, a dos mil 150 kilómetros de Brasilia. El Aeropuerto Eduardo Gomes, a 15 kilómetros del centro, recibe vuelos de ciudades brasileñas y de Sudamérica.

El traslado a Manaos desde otras ciudades de Brasil es únicamente por avión. El servicio de autobuses se realiza solo para Boa Vista, capital del estado de Roraima y para algunas localidades en el estado del Amazonas. Los viajes por vía terrestre para Manaos generalmente incluyen largos recorridos en barcas o balsas. De ellos, espere nuestras historias.