01 agosto, 2010

Gerardo debe vivir en libertad




Por primera vez, no quiero imaginar a Gerardo. No logro “verlo” enfermo, encadenado de pies y manos o “ahogado” en esas cuatro paredes donde apenas puede respirar. Mucho he escrito sobre él o testimonios que me cuentan de él, y en todos aparece el hombre apuesto, fuerte, enérgico, inclaudicable. Ahora, está enfermo y su salud corre peligro, sin que sea atendida adecuadamente.

Y quisiera gritar tan fuerte hasta que el mundo entero me escuche. Hasta que el pueblo de Estados Unidos escuche la barbarie que se está cometiendo contra un hombre íntegro, que está siendo torturado injustamente, y por el cual se necesita unidad para luchar por su excarcelación.

Para que muchos o millones hagan ruego frente a la Casa Blanca, hasta ablandar el corazón de quines, desde su guarida, se niegan a hacer valer la justicia en el seno de un gran pueblo. Obama, el primero, debería levantar su dedo o rubricar un documento que deje libre a Gerardo Hernández Nordelo, el cubano joven que puso su vida en juego para impedir que desde el suelo norteamericano se cometieran actos de terrorismo contra Cuba y los propios Estados Unidos.

El Parlamento cubano acaba de aprobar una declaración de condena a la brutal injusticia cometida contra Gerardo Hernández Nordelo, uno de los Cinco Héroes cubanos encarcelados en EE.UU.

En la propia reunión de la Asamblea Nacional del Poder Popular, su presidente Ricardo Alarcón de Quesada, dio a conocer el contenido de un mensaje enviado por Leonard Weinglass, _abogado de Gerardo, quien lo visitó hace pocas horas_, en el que señala que Gerardo reconoce que en estos momentos se encuentra en las peores condiciones de sus doce años de encierro, en una reducida celda a muy altas temperaturas, y va esposado a todos los lugares.

Muy a pesar de todo eso, Weinglass valoró que Gerardo luce sorprendentemente bien, su espíritu moral es elevado, lee fácilmente, está muy consciente de lo que está ocurriendo, y no piensa que esas condiciones duren mucho tiempo.


La declaración suscrita por el Parlamento cubano, reunido en sesión ordinaria informa que “Desde el miércoles 21 de julio Gerardo Hernández Nordelo está, otra vez, en el “hueco”. En esta ocasión en condiciones particularmente duras que atentan gravemente contra su salud y su integridad física.

“Encerrado en una celda de castigo, un espacio mínimo que comparte con otro prisionero, carente de ventilación, soportando temperaturas superiores a los 35 grados centígrados y sin contacto con el mundo exterior.

“En esta acción contra nuestro compatriota intervinieron oficiales del Buró Federal de Investigaciones (FBI), quienes dejaron claro que Gerardo está confinado por una decisión de esta Agencia.

“A lo largo del prolongado proceso contra Los Cinco, las autoridades federales han empleado procedimientos semejantes para impedir su defensa y obstruir la justicia. En vísperas de cada decisión importante nuestros compañeros fueron aislados en el “hueco” para hacer imposible toda comunicación con sus abogados defensores. La historia se repite ahora cuando Gerardo ha presentado una demanda de hábeas corpus, último recurso legal que le queda en el sistema norteamericano que lo condenó injustamente y le impuso la bárbara sentencia de dos cadenas perpetuas más 15 años de prisión.

“Durante los doce años transcurridos desde su arresto, las autoridades norteamericanas han prohibido que lo visite su esposa, Adriana Pérez Oconor.

“Gerardo mantiene su indomable resistencia, su voluntad irreductible, su optimismo y convicción en la victoria. Es un joven que acaba de cumplir 45 años de edad, pero doce años de encierro en condiciones de extrema crueldad han comenzado a quebrantar su salud. Sufre varias dolencias que no son atendidas y causan profunda preocupación.

“Desde abril Gerardo estuvo solicitando infructuosamente ser visto por un médico de la prisión. Esto no ocurrió hasta el martes 20 de julio, cuando se le diagnosticaron dos problemas serios y se definió la necesidad de hacerle exámenes adicionales. Pero al día siguiente Gerardo no fue remitido al hospital, sino que fue encerrado en una brutal celda de castigo. Desde entonces no lo ve el médico, ni recibe tratamiento alguno.

“Esta situación debe cesar inmediatamente. Hacemos responsable al Gobierno de Estados Unidos por la salud y la integridad física de Gerardo Hernández Nordelo.

“Alcemos nuestras voces, todas y todos, para salvar a Gerardo, un héroe admirable, un inocente que merece vivir en libertad”.

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