30 noviembre, 2005

Su dolor en mi propia carne


Revelaciones de un ex preso político sudafricano sobre la represión y la brutalidad del apartheid y de la policía de ese país, contra los estudiantes en la década del 80, y su conexión con los cinco cubanos injustamente encarcelados en Estados Unidos

“Después de mucha meditación, hemos decidido revelar las historias de muchos jóvenes y la brutalidad del sistema de apartheid impuesta a los estudiantes sudafricanos de la enseñanza media, durante la década de los 80”. Así respondió Chris Matlhako, ex preso político sudafricano, a la solicitud de Trabajadores, de conocer su conexión con los cinco cubanos injustamente encarcelados en Estados Unidos.

“Mi historia, como la de muchos compañeros en esa época, está estrechamente vinculada al esfuerzo por la liberación nacional. Muchos estudiantes de la enseñanza media nos involucramos en la política después de la declaración del Congreso Nacional Africano en el exilio y a sus exhortaciones: ¡Hagan el apartheid inoperante y hagan el apartheid de Sudáfrica ingobernable! Protesten en las calles y boicotéenlos.

Chris cuenta que muchos jóvenes fueron arrestados. Él fue detenido en abril de 1985: “Nos mantuvieron en confinamiento solitario por 14 días, medio desnudos. Nos torturaron brutalmente: las piernas atadas a la silla y la cabeza cubierta con una bolsa negra, para después ponernos encima de una mesa y aplicar electricidad en las partes más íntimas.

“El objetivo era que hiciéramos confesiones de que el ala militar del Congreso Nacional Africano —MKhonto we Sizwe (MK)— estaba trabajando con nosotros y que nos proporcionaban armas y bombas para matar a la gente blanca.

“Durante este tiempo las visitas eran sólo para los miembros de la familia, con un permiso especial del Gobierno.

“Todos teníamos entre 16 y 17 años de edad, y aun sin experiencia militar éramos tratados como una amenaza para la seguridad nacional. Nuestras fotos fueron ubicadas en todas las estaciones de policía.

El secretario general de la Brigada de Solidaridad Cuba—Sudáfrica, quien visitó recientemente la Isla, relató que el Congreso de Estudiantes Sudafricanos (COSAS) estaba prohibido. Para el 20 de agosto de 1985 se declaró un estado de emergencia, “todos fuimos liberados para ir a juicio, pero se extendió tanto en el tiempo el inicio del proceso judicial, que nuevamente fuimos arrestados. Allí compartimos celdas con asesinos comunes durante 14 meses, sin seguir el debido proceso.

“La prisión fue un mecanismo brutal que buscaba eliminar nuestra integridad. Nuestras familias ni siquiera sabían dónde nos encontrábamos, si estábamos vivos o muertos. Podían, incluso, matarte si no hacías una confesión, o implicarte en otros actos de terror. Este era un buen pretexto para que los policías hicieran cumplir las leyes con sus propias manos; podían explicar que usted se había suicidado o caído tratando de escapar.

Para Matlhako la década de los 80, caracterizada por importantes boicots de estudiantes y movilizaciones de masas, “representó el empuje final para lograr que los racistas sudafricanos pusieran en libertad a Nelson Mandela y a sus compañeros de prisión.

“Muchos estudiantes y gente joven perdieron sus vidas durante este período, como resultado de la brutalidad policial. Algunos de nuestros compañeros tuvieron que marchar al exilio para evadir los arrestos y desde el exterior colaborar con el Congreso Nacional Africano.

En sus confesiones Chris Matlhako recurrió al pensamiento de Che Guevara, y repitió una de sus frases inmortales: ‘Si usted tiembla con indignación ante cualquier injusticia humana, entonces usted es mi compañero’.

Las palabras del joven sudafricano se quiebran con el recuerdo: “Mi madre, sola con mis tres hermanos, apenas pudo visitarme en prisión. El sistema carcelario del apartheid era muy deshumanizado. Por eso, sentimos como nuestro el dolor de los cinco antiterroristas cubanos presos en Estados Unidos; y de sus esposas, madres e hijos. Hay mucha similitud entre ellos y nosotros: detenciones arbitrarias, violaciones de los derechos humanos, injusticia y motivos políticos.

“Nos identificamos con el sufrimiento del confinamiento en solitario y por la separación de los Cinco en diferentes instalaciones. Esta es una estrategia que aplican para quebrar su resistencia.

“Estamos asombrados de la fuerza y claridad políticas de los miembros de estas familias para tratar, por todos los medios, de que los derechos humanos de sus esposos e hijos sean respetados y que se les trate adecuadamente hasta su excarcelación. Siento su dolor en mi propia carne.

“Cuando un régimen está desesperado –afirma— emplea medidas desesperadas para oprimir al pueblo, pero la verdad, al igual que el amanecer del sol temprano, es inevitable y deberá avanzar y triunfar”.

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