EEUU dedica tiempo para “espiar” en Internet los efectos de lo que llaman embargo sobre las ventas del tabaco y que realmente es una forma de bloquearle los gustos y el dinero a los propios ciudadanos de ese país
Preocupados por las violaciones que los propios norteamericanos puedan hacer del mal llamado embargo de EE. UU. contra Cuba, las autoridades estadounidenses han creado mecanismos para espiar la Internet y conocer sobre las ventas de tabaco cubano que se comercializan a través de la red.
El Nuevo Herald lo denominó “nuevo foco de atención para impedir las violaciones”. Al parecer las elevadísimas sumas de dinero que se recaudan por multas a quienes compran los puros cubanos no son suficientes y ahora quieren obtener más, “cazando” también a los internautas.
Datos del Departamento del Tesoro, divulgadas por el libelo de Miami, aseguran que este año las multas a individuos y compañías norteñas, que desde Estados Unidos han adquirido habanos utilizando internet ascienden a 498 mil 943 dólares. “Se trata de una modalidad sin precedentes en los controles de la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC), que por primera vez en sus reportes menciona violaciones del embargo por compras de productos cubanos usando la red cibernética”.
Estos reportes se vienen produciendo desde el 2005, cuando se computaron 529 mil dólares por concepto de multas, cuyas violaciones habían ocurrido desde el 2002.
Los propios funcionarios del Tesoro consideran que ello se produce aún sin que haya un reforzamiento en la política de restricciones respecto a Cuba, no obstante se conoce que la OFAC emitió una estricta regulación que ''actualizaba'' las disposiciones vigentes desde 1998 para la importación de tabaco, semillas y productos derivados, producidos o manufacturados en la isla.
La medida prohíbe comprar tabaco cubano por catálogos o vía internet a los ciudadanos estadounidenses y los residentes legales del país. Ni siquiera permite adquirir, transportar u operar con puros y otros bienes cubanos desde un tercer país a las personas que estén bajo jurisdicción de EEUU. Tampoco las personas que viajen legalmente a la isla pueden regresar con tabaco o ron cubanos en su equipaje, aunque se trate de mercancías adquiridas dentro del límite de $100 permitidos por la ley.
Este último párrafo contiene la esencia del doble filo del bloqueo económico, comercial y financiero que el gobierno de Estados Unidos impone a Cuba desde hace casi 50 años. No sólo somos los cubanos de la isla los que se perjudican con las restricciones y terceros países, son los propios norteamericanos quienes tienen veto para consumir los excelentes o únicos productos cubanos.
El tabaco cubano, excepcional en el mundo por la calidad de su elaboración y su cultivo, con propiedades organolépticas que los hacen único, se prohíbe a los residentes de Estados Unidos. Y son ellos los únicos en el orbe que no han abierto las fronteras para comerciarlo legalmente. Ni qué decir de las represalias con los violadores, que haciendo malabares sueñan o logran saborearlos.
Y la añoranza de los norteamericanos por los puros cubanos sale a relucir hasta en las más famosas películas de Hollywood, que de vez en vez muestran a algún funcionario, empresario o acaudalado negociante ofreciendo sus tabacos a los invitados. ¡Vaya paradoja!
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