01 mayo, 2011

Día Internacional de los Trabajadores: transformaciones para celebrar



Bajo el intenso sol, desmenuzo las razones que nos llevan nuevamente a esta cita con el Día Internacional de los Trabajadores. Hace apenas unos días (cuando los cubanos desfilamos para celebrar la victoria de Girón) “me enredé” con antiguas colegas y desconocidos, que desde el ciberespacio cuestionan los motivos “de nosotros” para seguir unidos a esta Revolución.

Uno de los textos, decía: “están descubriendo el agua tibia”. Y no es que la estemos descubriendo exactamente, es que preferimos el tibio calor de la Revolución, al frío intenso del capitalismo.

Algunos dicen que nos llevan obligados a las Plazas. Yo me limité a preguntarles: ¿cuántos militares hacen falta para traer a un millón o casi un millón de cubanos que nos damos cita en la Plaza de la Revolución José Martí, en La Habana, y a todos los millones que se juntan en el resto de las plazas? ¿De dónde importamos los soldados?

Ese es un mensaje que la contrarrevolución repite desde muchos años atrás. Me llegó el mismo día que el niño Elián González regresó a la Patria, después de un secuestro que lo retuvo mucho más tiempo que el necesario, en Miami. Apenas se dio la noticia, el pueblo salió a las calles, fue a recibirlo al aeropuerto. No hubo una convocatoria militar, la espontaneidad, la solidaridad, el humanismo nos llevó a las calles.

Hoy nos mueven otras muchas razones. Cuba está inmersa en profundas transformaciones económicas y sociales, y como siempre nos sobra valentía para discutirlas, asumirlas y emprenderlas. Se enrumban nuevas acciones que dan fuerza a la economía: la producción de alimentos va tomando su trascendencia como eje central para la soberanía nacional, y se da paso al trabajo por cuenta propia como vía para satisfacer demandas que grandes centros estatales no habían logrado.

Aumenta la explotación de las tierras que otrora estaban vacías y prolifera una gastronomía en franca competencia, donde se imponen los mejores, los que tienen mayor oferta y calidad. La transportación de pasajeros en las zonas urbanas y rurales se refuerza con el alquiler de camiones, camionetas y autos particulares y poco a poco vamos perdiendo el miedo a quedarnos en un entronque o crucero por temor a no llegar jamás.

Andar por las carreteras cubanas es una bendición. Emerge un mercado de productos agrícolas, antes soterrado y fugaz, que se expone en elegantes caneyes y kioscos de múltiples estilos, donde los colores de las frutas, las verduras y las viandas forman un conjunto pintoresco. Y no hay presión sobre los productores, quienes llegan allí por libre concurrencia después de cumplir sus compromisos de entrega con la entidad contratista.

El papel del salario y el trabajo van ganando sobre el igualitarismo y el paternalismo entronizado en nuestra sociedad durante años. Y hasta algunos jóvenes se adaptan a la idea de ser trabajadores antes que estudiantes universitarios y van ocupando puestos en la producción y los servicios.

Es verdad que hoy es difícil la oferta laboral en las oficinas, en los centros de servicio, pero es fácil encontrar qué hacer en una cooperativa agrícola o cañera, en una cafetería, en una obra de la construcción, en un taller… Y no faltaba más, este Primero de Mayo la convocatoria es a la unidad, la eficiencia y la productividad, donde se esperan las mejores y primeras respuestas a las transformaciones económicas y sociales para seguir desarrollando nuestro socialismo.

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