Un libro escrito con pasión y vivaz lenguaje narra los sucesos de la aciaga madrugada del 9 de enero de 1992 cuando un grupo de maleantes asaltó la Base Náutica de Tarará, en La Habana, y asesinó a cuatro jóvenes cubanos
Ana Margarita González
Foto: René Pérez Massola
La madrugada de los perros, de Julio A. Martí, está muy lejos de la ficción, “aquí la realidad es más rica que cualquier fantasía; quise ser fiel y narrar los hechos tal como fueron. Este suceso golpeó a los cubanos, y el género que más se prestaba para trasmitirlo era el reportaje, eso es, por la estructura y la extensión del libro”.
Este es un libro “escrito con pasión, organizado con riguroso sentido del ritmo y vivaz lenguaje narrativo”, reseñan sus editores, y revive uno de los pasajes más repudiados de cuantos se hayan realizado en contra de la vida humana: los sucesos ocurrido en la Base Náutica de Tarará, cuando un grupo de maleantes asaltaron el lugar con la objetivo de robar una pequeña embarcación y fugarse del país; y la resistencia de los custodios los llevó al asesinato contra cuatro valerosos jóvenes.
Julio Antonio era reportero de la revista Moncada cuando el 9 de enero de 1992 ocurrió el crimen. Por un interés personal asistió al juicio acompañado de un colega que reportaría la noticia para su revista, tiempo después se solicitó escribir un libro, y dado el hecho de que al reportero le encomendaron otra tarea, Julio asumió la investigación y redacción del texto.
“En una ocasión alguien me preguntó que si era verdad que a ese tema no se le debía dar mucha publicidad porque los custodios estaban en complicidad con la gente que quería irse, y a mí aquello me pareció realmente ofensivo. Decidí escribirlo.
“La Contrainteligencia me ayudó muchísimo, me dieron los videos de los careos en los interrogatorios y luego la posibilidad de ir a las prisiones a entrevistarme con los prisioneros, estudié el expediente en el tribunal… Los interrogadores y los participantes en el hecho aportaron elementos muy valiosos.
“Contacté con los familiares de Yuri Gómez, Rafael Guevara y Rolando Pérez Quintosa, no pude visitar a los de Orosmán Dueñas, por las difíciles condiciones del transporte en ese momento agudo de periodo especial, aunque sí conversé con sus compañeros de la unidad.
“Tuve una experiencia: cuando hablaba con los familiares de estos muchachos, con sus compañeros, les pedía que no me hablaran de sus virtudes sino de sus defectos, porque nadie es en blanco y negro y quería matizarlos, aunque fueran excelentes muchachos; hacía lo contrario con los demás –los involucrados en el acto de asesinato y piratería-, traté de buscar virtudes hasta en los implicados en el hecho.
A pesar de que Martí está dedicado a tiempo completo a la literatura no puede alejarse de su oficio de reportero: tiene un estilo muy característico de investigación: “trato siempre de usar fuentes vivas, conversar con personas que conozcan el hecho y me puedan darme una versión real. Mi obra está basada en la experiencia humana”.
Foto: René Pérez Massola
La madrugada de los perros, de Julio A. Martí, está muy lejos de la ficción, “aquí la realidad es más rica que cualquier fantasía; quise ser fiel y narrar los hechos tal como fueron. Este suceso golpeó a los cubanos, y el género que más se prestaba para trasmitirlo era el reportaje, eso es, por la estructura y la extensión del libro”.
Este es un libro “escrito con pasión, organizado con riguroso sentido del ritmo y vivaz lenguaje narrativo”, reseñan sus editores, y revive uno de los pasajes más repudiados de cuantos se hayan realizado en contra de la vida humana: los sucesos ocurrido en la Base Náutica de Tarará, cuando un grupo de maleantes asaltaron el lugar con la objetivo de robar una pequeña embarcación y fugarse del país; y la resistencia de los custodios los llevó al asesinato contra cuatro valerosos jóvenes.
Julio Antonio era reportero de la revista Moncada cuando el 9 de enero de 1992 ocurrió el crimen. Por un interés personal asistió al juicio acompañado de un colega que reportaría la noticia para su revista, tiempo después se solicitó escribir un libro, y dado el hecho de que al reportero le encomendaron otra tarea, Julio asumió la investigación y redacción del texto.
“En una ocasión alguien me preguntó que si era verdad que a ese tema no se le debía dar mucha publicidad porque los custodios estaban en complicidad con la gente que quería irse, y a mí aquello me pareció realmente ofensivo. Decidí escribirlo.
“La Contrainteligencia me ayudó muchísimo, me dieron los videos de los careos en los interrogatorios y luego la posibilidad de ir a las prisiones a entrevistarme con los prisioneros, estudié el expediente en el tribunal… Los interrogadores y los participantes en el hecho aportaron elementos muy valiosos.
“Contacté con los familiares de Yuri Gómez, Rafael Guevara y Rolando Pérez Quintosa, no pude visitar a los de Orosmán Dueñas, por las difíciles condiciones del transporte en ese momento agudo de periodo especial, aunque sí conversé con sus compañeros de la unidad.
“Tuve una experiencia: cuando hablaba con los familiares de estos muchachos, con sus compañeros, les pedía que no me hablaran de sus virtudes sino de sus defectos, porque nadie es en blanco y negro y quería matizarlos, aunque fueran excelentes muchachos; hacía lo contrario con los demás –los involucrados en el acto de asesinato y piratería-, traté de buscar virtudes hasta en los implicados en el hecho.
A pesar de que Martí está dedicado a tiempo completo a la literatura no puede alejarse de su oficio de reportero: tiene un estilo muy característico de investigación: “trato siempre de usar fuentes vivas, conversar con personas que conozcan el hecho y me puedan darme una versión real. Mi obra está basada en la experiencia humana”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario