16 marzo, 2006

Angola nos unió para siempre


Durante años coincidieron en los mismos escenarios. Todos los niveles de las enseñanzas secundaria y preuniversitaria los vencieron en las mismas escuelas, solo que en grupos diferentes.

Cada uno conocía la existencia del otro, mas nunca cruzaron palabras. La distancia y el azar se interpusieron entre ellos. Hasta la fría y lejana Unión Soviética llegó uno, el otro se quedaría en Cuba, aunque estudiaban la misma carrera: Relaciones Políticas Internacionales, sin embargo, una misión internacionalista hizo lo que nunca antes habían pensado.

“Angola nos unió para siempre”. La frase sale como del alma de Abel Pez Céspedes, un muchacho inteligente y muy discreto, que tuvo en el continente africano la oportunidad de entrar ´a la familia de amigos´ de Fernando González Llort, uno de los Cinco cubanos que aún guardan injusta prisión en Estados Unidos.

En los primeros ocho meses de la misión de dos años en Angola, vivieron en la misma habitación junto a otros siete cubanos que habían estudiado la carrera con Fernando. “Éramos muy unidos, todos teníamos una visión muy similar de la vida, de la Revolución; dos no están vivos.”

Con esa intensidad que la vida permite, durante la convivencia y la preparación para cumplir misiones importantes, Abel fue descubriendo los valores éticos de Fernando: “es un revolucionario nato, muy responsable, asequible, respetuoso, abierto, compartidor, jocoso. Le gusta cantar, ir a fiestas, hacer deportes.

“En Angola aprendí mucho de Fernando. Por sus convicciones, por los conocimientos de la historia y del desarrollo político de Cuba me hizo comprender muchas cosas que estaban en mi subconsciente, pero que para él eran cotidianas. Y eso me ayudó en el trabajo que posteriormente íbamos a desarrollar. Luego pasé por momentos difíciles en mi vida y él me aconsejó, trató de ayudarme. Está siempre presente en cualquiera de las situaciones de mi vida.”

Después de aquella convivencia, Fernando y Abel tomaron puntos diferentes de la geografía angolana. Allá coincidieron algunas veces y en Cuba consolidaron su amistad. “El deporte es un tema permanente en nuestra correspondencia. Fernando no es buen pelotero, pero la jugaba, y cuando me dice que se mantiene haciendo deportes, vienen a mi mente simpáticos pasajes de algunas de sus jugadas”.

Fernando y la prisión son pensamientos recurrentes para Abel Pez Céspedes. “No sabía que estaba en Estados Unidos, pero me estremecí cuando supe de su detención. Pensé en su ejemplar trayectoria y en los momentos difíciles que estaría pasando.“Para él una de las cosas más difíciles debe haber sido separarse del resto de sus compañeros. Quizás esa impúdica condena sea menos dolorosa si estuvieran juntos, apoyándose unos a los otros.”

Atlanta y la visión de una persona acuciosa y entrenada para hacer valoraciones son imprescindibles en esta conversación. “Yo creo que finalmente debe imponerse la justicia, es demasiado evidente el maltrato y las violaciones que se han cometido en este proceso, que debe ser jurídico y no político como lo han tornado las autoridades de Estados Unidos.

“Dada la lucha que hay en el mundo por este caso sería vergonzoso, para el sistema judicial norteamericano, seguir aplicando decisiones basadas en presiones de la mafia cubano americana de Miami.“Cada día, más personas en el mundo conocen sobre el caso de los Cinco, hacen manifestaciones, levantan sus voces en los foros internacionales, y esto es un elemento muy favorable en la posición que debe asumir el pleno de los jueces del Onceno Circuito de Apelaciones.

“Quizás en EE.UU. necesiten un poco más de información… Paradójicamente en ese país, donde se proclama que existe libertad de información, la gente conoce poco del proceso seguido contra nuestros compañeros, por eso, su constante divulgación será más favorable a esa causa y a la lucha contra el terrorismo.

“Conociendo a Fernando, como lo conozco, pienso que él, como Ramón, René, Gerardo y Tony, están preparados para soportar esa carga de hostilidad a la cual están sometidos.”

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