12 diciembre, 2011

Estoy preparado para morir en mi cruz por Cuba


Ana Margarita González y Rafael Hojas Martínez

“La prensa inglesa es muy agresiva en las entrevistas que me hace, demasiado hostil sobre Cuba, tiene ideas preconcebidas. En una reunión con el Obispo me preguntaron por qué apoyo a un dictador izquierdista como Fidel Castro, a un país comunista. Entonces les respondí: soy un disidente en mi iglesia”.

El sacerdote católico Geoffrey Bottoms, coordinador del Movimiento de Solidaridad con los Cinco (CSC), en Reino Unido, se enamoró de Cuba desde su primera visita hace 20 años, y quedó impactado por los efectos que provoca el bloqueo de Estados Unidos en el pueblo.

“Al regresar a Londres entonces me uní a la campaña de solidaridad con la isla. Luego conocí del caso de los Cinco por medio del diario The Morning Star, justamente cuando fueron sentenciados; me causó repulsión el hecho, comencé a escribirles y enseguida respondieron.

“Fui de las pocas personas que mantuvo correspondencia con ellos desde aquella época, hasta que les pregunté si les gustaría que yo los visitara y estuvieron de acuerdo. Me autorizaron a ver a Gerardo, a Ramón y a Fernando, pero me negaron esa posibilidad con Antonio y René. Desde el año 2002 he visitado a Gerardo en cinco ocasiones, a Ramón en cuatro y a Fernando solo una vez.

“A partir de este trabajo, la campaña de solidaridad con Cuba, en Londres, comenzó a interesarse por el caso, todos los sindicatos están afiliados y somos millones los involucrados. Otros sindicalistas visitan a Gerardo y gracias al apoyo del Comité Internacional por la Liberación de los Cinco se nos suman sus homólogos estadounidenses.

“También involucramos en la campaña a los parlamentarios, trabajamos en las mociones y enviamos cartas a la Casa Blanca exigiendo su libertad; en estos momentos demandamos de Obama el retorno de René González a su patria.

“El primero de diciembre haremos una velada frente a la embajada norteamericana, en Londres; tenemos previsto que las madres de los Cinco estén presentes. Para el año próximo montaremos una exposición con obras de artistas cubanos, incluyendo las de Tony y las de Gerardo. El objetivo es llevar el mensaje a personas influyentes de nuestra sociedad: parlamentarios europeos, líderes sindicalistas, de las iglesias, abogados, artistas, intelectuales, premios Nobel, quienes se juntarán con el pueblo trabajador de Inglaterra”.

¿Qué impresión tiene de cada uno de los Cinco?

“Tienen carácter y personalidad diferentes, pero actúan y piensan como uno, por eso cuando visitas a alguno parece que los viste a los cinco; se mantienen firmes y convencidos, se sienten como embajadores de Cuba en las prisiones.

“Una vez les pregunté qué es lo que los mantiene luchando aun cuando están en prisiones solitarias o de castigo. Solamente me dijeron: ‘pensamos en la historia de nuestro pueblo’, eso los anima e inspira.

“Ellos no quieren que los vean como modelos, que los pongan en un pedestal; plantean que han hecho lo que cualquier cubano haría. Son las nuevas generaciones las que sacan
ejemplos de su caso para continuar la lucha.

“No solo se interesan por la política y los problemas mundiales; quieren conocer cómo es la vida cotidiana en mi país y sobre los más diversos temas. Ramón quería saber sobre el Código Da Vinci; Gerardo sobre la tradición de hacer y tomar el té en Inglaterra, hacemos chistes, nos reímos”.

¿Qué mensaje les lleva a las familias?

“La familia es la inspiración. Les doy un mensaje de esperanza. Ellos saben que va a ser una batalla larga y a qué se están enfrentando; creemos en los ideales y en los principios de la Revolución cubana y pensamos que la justicia y la verdad van a prevalecer. No están solos, están rodeados de amor y solidaridad y esto es lo que va a lograr su libertad.

“Debemos trabajar juntos. Esa es la fortaleza que me trajo nuevamente a Cuba. Me gustaría ver más trabajo de talleres, eso nos ayudará a trazar estrategias; todavía estamos trabajando en campañas separadas y tenemos que unirlas si queremos ser realmente efectivos”.

¿Sus prédicas están inspiradas en el espíritu de los Cinco?

“En mis últimas cuaresmas prediqué totalmente por ellos; me referí más a Jesús atendiendo a los fenómenos de este mundo que ascendiendo desde la muerte. También a cómo los Cinco se levantan con todos los problemas de este mundo. Dije que ellos son un gran ejemplo para darnos aliento en todas las batallas; las personas querían conocer más sobre Gerardo, Ramón, Antonio, Fernando y René.

“Ahora tengo un grupo de solidaridad dentro de mi iglesia y cerca de 500 personas van a las misas cada domingo, especialmente jóvenes, niños y adolescentes. Les digo que los Cinco me inspiran en el trabajo como padre y me enseñan que lo que importa es lo que compartimos con los demás. Me convencieron de que un mundo mejor es posible, es por eso que están en prisión”.

¿Influye su trabajo en otras denominaciones religiosas?

“Todas las iglesias no están involucradas lo suficientemente en este caso, sé que hay familias que le han escrito al Papa, al igual que yo, y la respuesta que recibo siempre está escrita por otra persona.

“Cuando toqué el tema en la iglesia inglesa, no lo vieron como un problema mayor porque en Europa estamos eurocentrados o norteamericamente centrados; Latinoamérica no está en la agenda de preocupaciones.

“Viajé a Estados Unidos hace varios años y me encontré con líderes religiosos que no sabían del caso; se interesaron pero no se le dio seguimiento, y es en el estómago de la bestia donde necesitamos concentrar nuestros esfuerzos”.

¿Cómo valora los casos de Adriana y Olga?

“No solo son los Cinco quienes están castigados sino también sus familias, y lo hacen deliberadamente. Si ninguno de ellos hubiera sido cubano esto no habría sucedido, ellos son víctimas del bloqueo como el resto de su pueblo.

“El hecho de que Adriana y Olga no puedan visitar a sus esposos es una ruptura de todas las leyes internacionales y de la Constitución de Estados Unidos. Mi corazón está junto a esas madres, a las esposas que nunca van a tener hijos, a los hijos que están creciendo sin un padre. Esto es una gran injusticia.

“No sé cómo pueden lidiar con este tipo de presión emocional, creo que es una acción cruel, brutal e inhumana de un país que se autoproclama defensor de los derechos humanos.

“Debemos buscar alternativas para romper el muro de silencio en torno al caso. Desafortunadamente nuestra prensa representa los intereses del sistema capitalista y se subordina al gobierno de Estados Unidos. Para mí la forma más efectiva es concentrarnos en las redes sociales de comunicación que alcanzan a millones de personas en sus hogares; si se puede organizar la resistencia en otros países a través de ellas, nosotros también lo podemos hacer en el caso de los Cinco. Va a ser un proceso laborioso; es la naturaleza de esta campaña, pero vamos a vencer”.

Con tantos predicadores asesinados en el mundo, ¿no teme por su vida?

“Hay solamente un miedo en la vida, y es el miedo al propio miedo, si usted piensa que está luchando por una causa justa, que la verdad está a su lado, si tiene principios, el resto de las cosas ocupa un segundo lugar, de lo contrario no habría futuro para la humanidad, regresaríamos a la oscuridad, a la Edad Media.

“Tenemos que hacer lo que Cuba hace; pensar en los otros antes que en uno mismo. Ese es el mensaje, por eso no veo contradicción entre mi fe y mi política. Jesús murió en la cruz por sus principios, estoy preparado para morir en mi propia cruz por Cuba”.

Cuando regresa a casa después de visitar a los Cinco, ¿qué pensamiento queda más firme en su mente?

“El amor. Cuando imagino lo que ellos están pasando me considero muy afortunado al sentirme libre para hacer lo que tengo que hacer. Al final es el amor el que va a salvar a este mundo”.

¿Cómo terminará esta historia?

“Los Cinco van a regresar a casa. Si Fidel dijo que volverán, volverán”.

25 noviembre, 2011

Ya no les tengo miedo



Ana Margarita González y Rafael Hojas Martínez.
Foto: De la autora
Parece una mujer enigmática, que no se fijara en los rostros ajenos y que con su estatura pudiera derrumbar y conquistar los más riesgosos escenarios, mas toda su hidalguía se traduce en la mirada, en el abrazo, en cada palabra precisa, certera, exacta.


Cindy Sheehan va directo: “Lo que hago no requiere mucho coraje: atravesé por algo muy difícil que es la pérdida de un hijo, después de eso cualquier otra cosa no parece ser tan mala. Han tratado de encarcelarme, satanizarme, levantan calumnias sobre mí, pero nada de eso funciona porque ya no les tengo miedo”.

La muerte de su hijo Casey, soldado del ejército estadounidense de ocupación en Iraq, el 4 de abril del 2004, en Ciudad Sadr, Bagdad, hizo de Cindy una luchadora, que hoy es reconocida por las contundentes críticas a la política exterior de su país y al presidente Barack Obama, como hiciera antes con Bush.

Expuesta al punto de montar un campamento frente al rancho de Bush, en Texas, para protestar y exigir los derechos de una madre, o de donar las botas de combate de su propio hijo para la exposición mundial El costo humano de la guerra, Cindy no dejó dudas al asegurar que “detrás de estas botas está el corazón roto de una familia”.

Esa es la historia que trajo a Cindy Sheehan nuevamente a Cuba. En Holguín, como delegada al VII Coloquio Internacional por la Libertad de los Cinco y contra el Terrorismo, denunció el silencio mediático impuesto al tema por el Gobierno de su país y dijo tener confianza “en que lo que hacemos elevará la conciencia y el conocimiento del caso en Estados Unidos. Es una vergüenza que los Cinco héroes cubanos hayan sido encarcelados cuando verdaderos terroristas como Posada Carriles están libres.

“Los 26 norteamericanos que asistimos al coloquio podemos ayudar. Es importante trabajar con las familias para descubrir quién es la persona o la entidad en mi país que está bloqueando de mayor manera la liberación de los Cinco.

“A partir de ahí, el paso siguiente sería ocupar ese lugar, persona o entidad, porque en estos momentos de lo que más se habla en Estados Unidos es de ocupar, algo que se ha convertido en un movimiento con mucha energía y apoyo.

“Veo que aún el 99 % de las personas le tienen miedo al 1 por ciento. ¿Cómo puede ser posible? Sé que esa élite le teme a la mayoría, pero lo que más temen es que ese 99 % se dé cuenta que no tenemos que tenerle miedo a ese 1 por ciento.

“Me parece curioso entonces el caso de Fidel, que hizo una revolución solo con 12 hombres y derrocaron a un gobierno que tenía respaldo de los Estados Unidos. Por eso me gusta visitar Cuba, Venezuela y el resto de los países de América Latina que me dan ánimo.

“Debemos demostrarles a los jóvenes y al movimiento de ocupar que tenemos que llevar las cosas al próximo nivel. Si logramos ocupar algo a favor de los Cinco, esto podría sembrar valor en ese 99 por ciento”.

La pacifista estadounidense supo del caso en Caracas, durante la celebración del Foro Social Mundial: “Conocí a las madres y a las esposas y me impresionó mucho la hipocresía de Estados Unidos al perseguir y encarcelar a personas que son antiterroristas. Sus madres ocupan un lugar muy especial en mi corazón; asumo su dolor como propio, ellas también sienten el mío de una manera muy solidaria, saben por lo que estoy pasando. Mi hijo fue una de las tantas víctimas de la política guerrerista de mi país, a la cual los Cinco se enfrentaban a riesgo de sus vidas”.

¿Se sintió frustrada o engañada a partir de lo que sucedió con su hijo?
“Todo el mundo en mi país ha sido engañado por las élites de poder, los 300 millones de estadounidenses somos víctimas de ese abuso, de ese engaño”.

¿Teme por la represión, por su vida en Estados Unidos?
“Algunas veces he tenido amenazas de muerte y el Servicio de Impuestos Internos (IRS) me persigue”.

¿Se siente segura en Cuba?
“Ciento por ciento. Me siento muy feliz, con solo venir aquí recargo las baterías”.

¿Cómo valora la propuesta de cambio que Obama hizo durante su campaña presidencial?
“Es solamente otro fraude perpetrado en Estados Unidos y para el mundo. En el caso de Cuba han pasado muchos años, ha habido demócratas y republicanos. Ahora hay un demócrata y el bloqueo todavía no se ha levantado.

“Obama es drásticamente hostil y agresivo, aumenta las guerras en África y Oriente Medio. Cuando se refirió al cambio, las personas que lo apoyaron no lo obligaron a definir o explicar cuáles iban a ser los cambios y a él le agradó mucho que pensaran que iba a ser un cambio positivo.

“Ha habido cambios, la mayoría malos para el pueblo. Las televisoras y emisoras radiales no solo callan la verdad sobre los luchadores cubanos, también promueven propaganda negativa acerca de la realidad de Cuba, lo cual es necesario combatir”.

En ese empeño que Cindy siente como necesidad, mantiene un programa de radio con frecuencia semanal, para entrevistar a personalidades vinculadas con la lucha por la liberación de Gerardo, Antonio, Ramón, Fernando y el regreso a Cuba de René, con conexión a un blog a través del cual denuncia las irregularidades del proceso seguido contra ellos.

Tajante como es, Cindy Sheehan abandonó el Partido Demócrata. Lo hizo en carta abierta al Congreso y con consideraciones claves: “Esta agonía nunca me abandonará… Soy incapaz de llegar a un lugar tan lejano o esconderme en un sitio tan recóndito que me permita perderla de vista… Abandono el Partido Demócrata. Habéis fallado totalmente a los que os llevaron al poder para cambiar el rumbo de nuestro país. No os elegimos para ayudar a hundir el barco sino para llevarlo a buen puerto”.

Tampoco entiende por qué a los norteamericanos les está prohibido viajar a Cuba, “¿cómo en una sociedad ‘libre y democrática’ puede mi Gobierno decirme donde puedo viajar o no?” En su opinión, es imperativo mirar cualquier asunto que diga o haga su Gobierno con sano escepticismo. “No podemos regresar a los días cuando creíamos que Estados Unidos siempre tenía la razón. La retórica anticubana ha sido frecuente por parte del sistema desde que nací”. En medios alternativos de prensa, Cindy ha dicho: “Espero que el ‘embargo’ comercial y de viajes a Cuba se levante pronto. Necesitamos una política de brazos abiertos con nuestros vecinos en este hemisferio, no una imagen de armado y peligroso. Estados Unidos es percibido como un abusador en todo el mundo, en el caso de Cuba, no podría ser mejor ejemplo”.

La autora del libro de memorias titulado Mamá paz… Viaje de una madre a través del activismo y la angustia contra la guerra selló su pacto de solidaridad cuando al hablar al pueblo de Holguín, se quitó su más sagrada posesión: la cadena que el hijo le dedicó “Para mamá con amor” y la depositó en manos de las madres de los Cinco hasta que ellos regresen a Cuba.

01 mayo, 2011

Un cubano fiel en la Plaza


Hay un hombre en la Plaza de la Revolución José Martí, de La Habana, que viene todos los años a celebrar el Primero de Mayo. Tiene las motivaciones de todos los cubanos, pero se diferencia de muchos porque defiende las razones de Cuba dentro las propias entrañas del monstruo.

Andrés Gómez, vino con otros 16 miembros de la Alianza Martiana y de la Brigada Antonio Maceo, que en Estados Unidos libran una ardua lucha por la liberación de los Cinco Héroes cubanos presos injustamente en cárceles de ese país, contra el bloqueo económico, comercial y financiero que nos mantiene el imperio y a favor de nuestro sistema.

Como siempre, se molesta por cada injusticia cometida contra Cuba, una de las más recientes, el hecho de enjuiciar al connotado terrorista Luis Posada Carriles por crímenes menores, cuando tiene en su abultado prontuario la sangre de decenas de cubanos y personas de otras naciones, que han muerto mediante actos terroristas ideados, dirigidos y financiados por él.

“El reciente proceso seguido contra Posada, en El Paso, Texas, fue una farsa, eso lo deben conocer los norteamericanos y en todo el mundo.

Como él, también están cerca de 2 mil amigos de Cuba que han llegado desde 63 países, para mostrar el apoyo a esta pequeña Isla que no se doblega ante la fuerza del imperialismo.

Por todo lo que nos une y nos levanta

Marchemos por todo lo que nos une y nos levanta, por la nación, Fidel, por Raúl, por el Partido, la Revolución y el Socialismo, por la justicia social para todos y por el progreso nuestro y de la humanidad, echemos nuestra suerte, como dijera Martí, junto con los pobres de la tierra, y cambiemos en la fragua del trabjo, el mundo de hoy y de mañana.

Expresó Salvador Valdés Mesa, miembro del Buró Político del Partido y secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba, en una alocución al pueblo de Cuba, en los instantes precedentes al inicio del desfile por el Primero de Mayo, en la Plaza de la Revolución José Martí, de La Habana.

Resaltó la alegría y entusiasmo de los cubanos para celebrar el Día Internacional de los Trabajadores, renovado tras la exitosa realización del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba.

Lo hacemos porque respaldamos los acuerdos del Congreso y los lineamientos de la política económica y social de la Revolución, en cuya discusión participamos con nuestros criterios y sugerencias, que se tomaron en cuenta como muestra de genuina demostración de democracia revolucionaria. Nos concentramos y desfilados en calles y plazas para ratificar que el Socialismo es nuestra opción, enfatizó el dirigente del movimiento obrero cubano.

Dijo que, esta mañana también marchan quienes ya no están físicamente, porque nuestra presencia es un homenaje a los caídos en la lucha por la independencia y la defensa de la Patria durante siglos y en particular a los héroes y heroínas que hicieron posible que conmemoremos, este año, el aniversario 50 del carácter socialista de la Revolución y la victoria de Playa Girón.

Valdés indicó que los cubanos conmemoramos los centenarios de los nacimientos de tres paradigmas: Lázaro Peña, Jesús Menéndez y José María Pérez, cuando se cumple medio siglo de la celebración del Primero de Mayo en defensa del Socialismo. En aquella época, los cubanos ya sabíamos leer y escribir, gracias a la gigantesca campaña de alfabetización, gracias a lo cual, los trabajadores y el movimiento sindical de la Isla, no somos simples espectadores de los cambios.

Ratificó que en defensa de esos valores, debemos situar en primer plano el trabajo, el ahorro, la disciplina, el orden y la exigencia como manera de superar nuestras deficiencia y errores. Lo haremos con unidad, el arma estratégica de la Revolución, que se fortalece y consolida con ella.

Reconoció que este movimiento se engrandece también con la incorporación de decenas de miles de trabajadores no estatales, que junto a todo el pueblo, desfila este Primero de Mayo.

Expresó la eterna gratitud a las delegaciones extranjeras que nos acompañan, a los trabajadores de cualquier parte del mundo que admiran a Cuba y su Revolución.

El espíritu internacionalista que conservamos los cubanos nos lleva a manifestarnos por alcanzar la paz, en rechazo a las guerras imperiales, al dolor y sufrimiento que ellas causan. Y los sabemos nosotros después de cinco décadas de lucha contra el bloqueo que nos impone Estados Unidos; lo sienten además, nuestros Cinco Héroes, injustamente encarcelados en prisiones del imperio durante más de 12 años. Por su libertad y regreso a la Patria, marchamos.

Cuba: de plaza en plaza


El primer día de mayo llega como la primavera. El preludio nocturnal, la madrugada y la aurora son frescos. Con el rocío de la noche los cuerpos se refrescan, se alistan para el calor que deben soportar después que despierte el sol.

Cuando amanece este día, Cuba es multicolor. El rojo del suelo, el verde de los campos y el azul del cielo se tiñen, se salpican con las ropas de millones de niños, jóvenes, mujeres y hombres, las banderas, los carteles, las pancartas, que andan por nuestra geografía en un eterno homenaje a los trabajadores.

Es entonces, el momento del jolgorio, del saludo efusivo, del abrazo al amigo que no veíamos desde hace tiempo. Del encuentro temprano entre generaciones que se continúan en medio de cambios y transformaciones económicas.

Santiago de Cuba, la ciudad heroica, ubicada en el oriente del país, dará la arrancada para el Primero de Mayo, en Cuba, poco después de que los primeros rayos del Sol asomen en el horizonte; a partir de ahí el pueblo todo fluirá por calles y plazas en una demostración de apoyo a su revolución y al modelo económico que defendemos.

E imagino a mis coterráneos de Sancti Spíritus, que ya a esta hora andan por su Plaza Serafín Sánchez Valdivia, con los múltiples íconos de una provincia que es rebelde y solidaria por herencia y tradición; a los cienfuegueros, por ese Prado y Malecón que se hacen inmensos desde aquella fechas memorables en que recibíamos a los presidentes de otras naciones y amigos que llegaban a la Isla de cualquier parte del universo.

A los nobles pinareños, que enarbolan hojas de tabaco como símbolo de todo el esfuerzo y trabajo de los pobladores de la más occidental de las provincias cubanas, otrora calificada la Cenicienta de Cuba, ahora crecida como cualquiera de los otros territorios. Los ganaderos de Camagüey salieron del ordeño hasta la plaza por esa osadía no quedarse atrás en un festejo que también se hace por ellos.

Y los campesinos de Ciego de Ávila, Artemisa y Mayabeque se suman a los obreros, en esa alianza indisoluble que nos fortalece y exalta la obra de quienes garantizan alimentos para el pueblo.

Así anda Cuba, de plaza en plaza, en otra celebración por el Día Internacional de los Trabajadores.

Raúl está en Santiago

El General de Ejército Raúl Castro Ruz, presidente de los Consejos de Estado y de Ministros preside el acto por el Día Internacional de los Trabajadores, en Santiago de Cuba, que se desarrolará en la Plaza de la Revolución Antonio Maceo Grajales.

A su lado, Lázaro Expósito, primer secretario del Comité Provincial del Partido, en esa provincia, junto a todo el pueblo, que también está acompañado por líderes sindicalistas y religiosos de varios países. En breve comienza el desfile en La Habana.

Día Internacional de los Trabajadores: transformaciones para celebrar



Bajo el intenso sol, desmenuzo las razones que nos llevan nuevamente a esta cita con el Día Internacional de los Trabajadores. Hace apenas unos días (cuando los cubanos desfilamos para celebrar la victoria de Girón) “me enredé” con antiguas colegas y desconocidos, que desde el ciberespacio cuestionan los motivos “de nosotros” para seguir unidos a esta Revolución.

Uno de los textos, decía: “están descubriendo el agua tibia”. Y no es que la estemos descubriendo exactamente, es que preferimos el tibio calor de la Revolución, al frío intenso del capitalismo.

Algunos dicen que nos llevan obligados a las Plazas. Yo me limité a preguntarles: ¿cuántos militares hacen falta para traer a un millón o casi un millón de cubanos que nos damos cita en la Plaza de la Revolución José Martí, en La Habana, y a todos los millones que se juntan en el resto de las plazas? ¿De dónde importamos los soldados?

Ese es un mensaje que la contrarrevolución repite desde muchos años atrás. Me llegó el mismo día que el niño Elián González regresó a la Patria, después de un secuestro que lo retuvo mucho más tiempo que el necesario, en Miami. Apenas se dio la noticia, el pueblo salió a las calles, fue a recibirlo al aeropuerto. No hubo una convocatoria militar, la espontaneidad, la solidaridad, el humanismo nos llevó a las calles.

Hoy nos mueven otras muchas razones. Cuba está inmersa en profundas transformaciones económicas y sociales, y como siempre nos sobra valentía para discutirlas, asumirlas y emprenderlas. Se enrumban nuevas acciones que dan fuerza a la economía: la producción de alimentos va tomando su trascendencia como eje central para la soberanía nacional, y se da paso al trabajo por cuenta propia como vía para satisfacer demandas que grandes centros estatales no habían logrado.

Aumenta la explotación de las tierras que otrora estaban vacías y prolifera una gastronomía en franca competencia, donde se imponen los mejores, los que tienen mayor oferta y calidad. La transportación de pasajeros en las zonas urbanas y rurales se refuerza con el alquiler de camiones, camionetas y autos particulares y poco a poco vamos perdiendo el miedo a quedarnos en un entronque o crucero por temor a no llegar jamás.

Andar por las carreteras cubanas es una bendición. Emerge un mercado de productos agrícolas, antes soterrado y fugaz, que se expone en elegantes caneyes y kioscos de múltiples estilos, donde los colores de las frutas, las verduras y las viandas forman un conjunto pintoresco. Y no hay presión sobre los productores, quienes llegan allí por libre concurrencia después de cumplir sus compromisos de entrega con la entidad contratista.

El papel del salario y el trabajo van ganando sobre el igualitarismo y el paternalismo entronizado en nuestra sociedad durante años. Y hasta algunos jóvenes se adaptan a la idea de ser trabajadores antes que estudiantes universitarios y van ocupando puestos en la producción y los servicios.

Es verdad que hoy es difícil la oferta laboral en las oficinas, en los centros de servicio, pero es fácil encontrar qué hacer en una cooperativa agrícola o cañera, en una cafetería, en una obra de la construcción, en un taller… Y no faltaba más, este Primero de Mayo la convocatoria es a la unidad, la eficiencia y la productividad, donde se esperan las mejores y primeras respuestas a las transformaciones económicas y sociales para seguir desarrollando nuestro socialismo.

16 abril, 2011

Los colores de la Plaza

Pasé buscando algo nuevo en nuestra Plaza. Tenía la expectativa de encontrar algo que la hiciera diferente después de tantos días de esfuerzos y trabajo hasta dejarla lista para el desfile militar y la marcha popular de este 16 de abril.

En lontananza distinguí a Martí sobre su inmenso y firme pedestal, y frente a él, Che y Camilo; los tres insomnes guardianes, quienes al igual que yo saben de todo el bullicio, el entusiasmo, la pasión y la convicción que colmarán la Plaza, pasarán entre ellos y retumbarán a través de los medios de comunicación, que en cualquiera de los cinco continentes esperan el acontecimiento.

Entre carteles y altavoces, sillas y amplios espacios vacíos que en breve se llenarán, llamaron mi atención los colores de la Plaza. Banderolas blancas, rojas y azules estaban esparcidas como delimitando el paso de las columnas, de las tropas, del pueblo.

Ondeaban con la misma vitalidad del viento, desplegando el blanco, el rojo y el azul; los colores de la pureza, de la sangre derramada por nuestros héroes y mártires y el del cielo patrio, un arcoíris armónico y simbólico que identifica a Cuba en todas sus expresiones.

Y precisamente, el rojo se me hizo más intenso al recordar tanta sangre derramada por estos días de abril, 50 años atrás, cuando aviones B-26, de fabricación norteamericana, segaron la vida de valiosos jóvenes que custodiaban y laboraban en los aeropuertos de Santiago de Cuba (en el oriente de la Isla), la Base Aérea de San Antonio de los Baños y el de Ciudad Libertad, en La Habana.

Horas después llegaban los días de Girón. Mercenarios a sueldo del imperio bombardeaban, ametrallaban, atacaban sobre el suelo que los viera nacer, y mataban. Fueron fieros e intensos los combates, desproporcionadas las armas y los medios, pero los cubanos, valerosos, conquistaron la victoria, y con ella, asestaron la primera derrota del imperialismo en América.

Pensando en todo eso, vinieron a mi mente la infinidad de colores que colman la Plaza, los que estarán llegando, los que han pasado, los que recordamos. No importa cuáles hayan sido, ni cuáles sean ahora, porque también en los colores están los corazones que vibran por los mismos, por los tantos motivos y por uno nuevo: a las conmemoraciones del 15 de abril, de este 16 y de los próximos días se suma otro trascendental: el inicio del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba.

Con las expectativas de lo que está por venir para continuar el desarrollo económico y social de la nación, por los cambios que nos esperan para mejorar y adaptarnos a las circunstancias, por las transformaciones que tendremos que experimentar cada uno de los cubanos en aras de seguir conquistando el porvenir.

Los colores nos inspiran, nos llevan a una Plaza familiar y nuestra, a una Plaza iluminada por farolas, que también esperan los destellos del sol para empezar a andar con el verde olivo de cadetes, soldados y oficiales, y a llenarse de niños, de jóvenes, de estudiantes, de trabajadores, de veteranos, del pueblo unido y multirracial. De Cuba, que este 16 de abril, cabrá toda en una Plaza.

Los colores de la Plaza

Pasé buscando algo nuevo en nuestra Plaza. Tenía la expectativa de encontrar algo que la hiciera diferente después de tantos días de esfuerzos y trabajo hasta dejarla lista para el desfile militar y la marcha popular de este 16 de abril.

En lontananza distinguí a Martí sobre su inmenso y firme pedestal, y frente a él, Che y Camilo; los tres insomnes guardianes, quienes al igual que yo saben de todo el bullicio, el entusiasmo, la pasión y la convicción que colmarán la Plaza, pasarán entre ellos y retumbarán a través de los medios de comunicación, que en cualquiera de los cinco continentes esperan el acontecimiento.

Entre carteles y altavoces, sillas y amplios espacios vacíos que en breve se llenarán, llamaron mi atención los colores de la Plaza. Banderolas blancas, rojas y azules estaban esparcidas como delimitando el paso de las columnas, de las tropas, del pueblo.

Ondeaban con la misma vitalidad del viento, desplegando el blanco, el rojo y el azul; los colores de la pureza, de la sangre derramada por nuestros héroes y mártires y el del cielo patrio, un arcoíris armónico y simbólico que identifica a Cuba en todas sus expresiones.

Y precisamente, el rojo se me hizo más intenso al recordar tanta sangre derramada por estos días de abril, 50 años atrás, cuando aviones B-26, de fabricación norteamericana, segaron la vida de valiosos jóvenes que custodiaban y laboraban en los aeropuertos de Santiago de Cuba (en el oriente de la Isla), la Base Aérea de San Antonio de los Baños y el de Ciudad Libertad, en La Habana.

Horas después llegaban los días de Girón. Mercenarios a sueldo del imperio bombardeaban, ametrallaban, atacaban sobre el suelo que los viera nacer, y mataban. Fueron fieros e intensos los combates, desproporcionadas las armas y los medios, pero los cubanos, valerosos, conquistaron la victoria, y con ella, asestaron la primera derrota del imperialismo en América.

Pensando en todo eso, vinieron a mi mente la infinidad de colores que colman la Plaza, los que estarán llegando, los que han pasado, los que recordamos. No importa cuáles hayan sido, ni cuáles sean ahora, porque también en los colores están los corazones que vibran por los mismos, por los tantos motivos y por uno nuevo: a las conmemoraciones del 15 de abril, de este 16 y de los próximos días se suma otro trascendental: el inicio del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba.

Con las expectativas de lo que está por venir para continuar el desarrollo económico y social de la nación, por los cambios que nos esperan para mejorar y adaptarnos a las circunstancias, por las transformaciones que tendremos que experimentar cada uno de los cubanos en aras de seguir conquistando el porvenir.

Los colores nos inspiran, nos llevan a una Plaza familiar y nuestra, a una Plaza iluminada por farolas, que también esperan los destellos del sol para empezar a andar con el verde olivo de cadetes, soldados y oficiales, y a llenarse de niños, de jóvenes, de estudiantes, de trabajadores, de veteranos, del pueblo unido y multirracial. De Cuba, que este 16 de abril, cabrá toda en una Plaza.

Cierre de lujo

Canto y llanto de la tierra: nuestra primera victoria. Un cierre de lujo para el desfile popular. Las banderas cubanas desplegadas, las palomas levantando vuelo, los helicópteros, la gente como en cámara lenta…

A las 10,38 minutos, los últimos cubanos surcaban la amplia avenida, frente a Martí, al Che, a Camilo, a Raúl. Por allí andaban, con paso firme, Gerardo, Ramón, Antonio, Fernando y René, cinco cubanos que no pierden oportunidad para estar en sus plazas, en sus calles, con su pueblo.

Fue impresionante, y a la vez que miraba el cierre, que mi corazón latía más apresurado, respondía a sarcasmos y agresiones llegados vía internet, una manera fácil para defender nuestro proceso económico y social. Uno dice que los cubanos fueron a la Plaza obligados y solo le pregunté ¿cuántos hombres deberá tener un ejército para llevar a la Plaza a casi un millón de cubanos?

Qué ejército puede parar a los jóvenes que estuvieron toda la noche esperando el comienzo del desfile. También cuestionan la lentitud de nuestra señal, acaso el bloqueo tendrá algún efecto sobre eso. Otros criterios no quiere ni mencionarlos, me sobran la espontaneidad, el júbilo y la alegría que vi entre los jóvenes, en los niños, en los veteranos.

Fue un cierre de lujo. Y desde ya estoy preparada y anhelante para el Primero de Mayo, cuando Cuba se estremecerá de nuevo en la Plaza.

Presidió Raúl, Revista Militar y desfile popular, en la Plaza

El General de Ejército, Raúl Castro Ruz, presidente de los Consejos de Estado y de Ministro, presidió la Revista Militar y el Desfile Popular, que en conmemoración del aniversario 50 de la proclamación del carácter socialista de la Revolución y la victoria de Playa Girón, comenzó esta mañana, en la Plaza de la Revolución José Martí, en La Habana.

El toque de silencio, el Himno Nacional, el retumbar de las 21 salvas. Con esos símbolos, el silencio se transformó en júbilo y bullicio en una Plaza que se desbordará en minutos, con el paso de viejos y modernos equipos de combate, con las tropas, con el pueblo.

Es 16 de abril, y los capitalinos, en representación de toda Cuba, están en la Plaza. Comenzó el Desfile Militar, y le seguirá el pueblo.

Se encuentran también en la presidencia, dirigentes del Partido, el Estado y el Gobierno, los asaltantes a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, expedicionarios del yate Granma, combatientes del Ejército Rebelde y la lucha clandestina, familiares de los caídos en combates y de los Cinco Héroes antiterroristas, que desde hace más de 12 años sufren injusta prisión en Estados Unidos.

En nombre de los jóvenes cubanos, Maydel Gomez Lago, presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios, ratificó el compromiso de su generación con la defensa del socialismo, y seguidamente comenzó la Revista Militar.

Los jóvenes no fallarán

El pueblo entero está en la Plaza, como si toda Cuba se hubiese levantado en la madruga para este encuentro con la historia, con los 50 años que han transcurrido desde aquel día en que el Comandante en Jefe levantó su voz para proclamar el carácter socialista de la Revolución, y el de la contundente victoria en Playa Girón.

Vinieron los veteranos, los de la generación histórica como les conocemos, pero llegaron también cientos de miles de niños y jóvenes para ratificar su responsabilidad en la continuación y desarrollo de nuestro socialismo.

Tocaron la Plaza desde todos los puntos geográficos de la capital; de los más cercanos y de los más apartados, porque ninguno quiso perderse esta oportunidad de revivir momentos trascendentales de la historia.

Los estudiantes de la Escuela Vocacional Vladimir Ilich Lenin, encabezaron el desfile con sus uniformes azules y una enorme tela que decía: Los jóvenes no fallaremos. Después le siguieron los de los preuniversitarios urbanos, los trabajadores de todos los municipios y un bloque unido de miles y miles de alumnos de los centros universitarios, incluyendo los de Ciencias Informáticas cierran esta jornada.